Otra lista de Los Pumas con cambios significativos

El armado del plantel para los partidos ante Australia desnuda las dificultades para mantener un plantel estable ventana a ventana, uno de los factores que dificultan que los Pumas alcancen la ansiada regularidad

Qué lejos quedaron esos tiempos en que 33 jugadores se reunían un mes antes para realizar una pretemporada en Pensacola, jugar un par de amistosos ante algún equipo del Top 14 de Francia y llegar afilados al Rugby Championship. Eran los primeros años y ganarle a las potencias parecía una quimera, pero existía una ventaja: el entrenador de turno podía contar con la totalidad del plantel durante tres meses al año, afinar el plan de juego, trabajar en aspectos puntuales como el scrum o el line-out.

El armado era simple: se elegían a los mejores argentinos que había dando vueltas por el mundo y se los llamaba. Era como jugar un Mundial cada 12 meses; sólo que era más difícil que un Mundial. Hoy, cada convocatoria es como armar un rompecabezas. El cambio de la ventana de mitad de año de junio a julio era auspiciosa durante la era de Jaguares, pero se tornó perjudicial. Los jugadores no tienen descanso. Entonces, Contepomi se ve obligado a hacer pequeños retoques de ventana a ventana. Esto conspira contra la pretensión de subsanar el mayor déficit que arrastran los Pumas desde hace años: la inconsistencia.

Para las fechas tres y cuatro del Rugby Championship 2024, los dos partidos ante Australia en la Argentina, presumiblemente el segmento más accesible para los Pumas, Contepomi hizo algunos retoques. El caso de los segundas líneas es paradigmático. Después de una lesión en la rodilla sufrida en mayo, Guido Petti Pagadizábal volvió a jugar a tiempo para las instancias finales del Top 14 y fue incluido en la primera convocatoria del año Puma, en la ventana de julio. Como Bordeaux llegó a la final, no llegó a tiempo para los duelos con Francia. Se priorizó la puesta a punto del segunda línea, que tampoco viajó a Nueva Zelanda.

Después de una nutrida participación en Clermont, Tomás Lavanini también tuvo descanso en julio y fue suplente en los dos partidos ante All Blacks. Matías Alemanno llegó con lo justo a julio tras una lesión en la rodilla que lo marginó del fin de la temporada en Gloucester. Evidentemente no al 100% físicamente, no rindió y no volvió a ser tenido en cuenta. En ausencia de los tres segundas líneas paradigmáticos de los últimos 10 años, Contepomi aprovechó para probar variantes en un puesto que no tuvo recambio en ese lapso. Lucas Paulos fue titular en los dos partidos ante Francia y no volvió a ver acción. Franco Molina causó buenas impresiones, Pedro Rubiolo tuvo su chance de sumar minutos, Efraín Elías hizo una presentación en sociedad inmejorable en Wellington. Hasta Marcos Kremer vio acción en esa posición. Pero ahora Elías fue omitido (¿acaso por compromisos con su nuevo club, el poderoso Toulouse?) y se le abrió la puerta a otro ex Pumita: el mendocino Luciano Asevedo, que llega como jugador de desarrollo, es decir, se entrenará con el plantel y sumará experiencia, pero salvo que sea promovido por alguna lesión, no jugará. En total, nueve segundas líneas.

El fenómeno se repite en otros puestos, como el de wings/fullbacks, donde en cinco partidos ya pasaron ocho jugadores: Mateo Carreras, Matías Moroni, Juan Cruz Mallía, Martín Bogado, Santiago Cordero, Bautista Delguy, Ignacio Mendy, Santiago Carreras, a los que ahora se les suma Rodrigo Isgró. Y todavía se espera por el regreso del lesionado Emiliano Boffelli.

Tanto movimiento es positivo para foguear jugadores nuevos, pero conspira contra la necesidad de consolidar el equipo. Así, alcanzar la regularidad se torna más cuesta arriba todavía.

El regreso de Isgró es el más significativo. Casi sin recorrido en el rugby de 15 en los anteriores cuatro años, en sólo tres partidos con la camiseta de los Pumas demostró que tiene condiciones para el rugby internacional y puede agregarle un plus al equipo desde el juego aéreo, uno de los activos más codiciados en el rugby actual. Sin Boffelli, el puesto de wing derecho no tiene dueño, más ahora que también se bajó Moroni por un desgarro. La readaptación al rugby de 15 será la parte más difícil, pero el antecedente de su debut, precisamente ante Australia en Sydney un año atrás, invita a ser optimistas.

Donde no hubo mayores movimientos a lo largo del año es en otras dos áreas clave. La primera línea y la pareja de medios. En julio aparecieron nombres como Ignacio Calles, Francisco Coria y Bautista Bernasconi, pero para el Championship Contepomi se aferró a los mismos ocho jugadores. La ventana de dos semanas en casa parecía una buena oportunidad para probar, aunque más no sea como jugador de desarrollo, a algún Pumita después de la gran actuación en el Mundial Juvenil.

Bertranou y Santiago Carreras conforman la mejor pareja de medios disponible, pero al mismo tiempo no terminan de consolidarse como conductores. Brillan cuando el equipo anda bien, pero no demostraron capacidad de poner orden cuando las cosas no salen, y esa es una de las responsabilidades centrales de los conductores. Ellos son los que deben marcar el compás del equipo, y no al revés. Bazán Vélez juega mejor cuando ingresa en el segundo tiempo que cuando es titular (en el Amalfitani quedó en evidencia una vez más) y Tomás Albornoz hasta aquí no demostró ser más que Carreras y estuvo muy errático en el juego con el pie. Cabe preguntarse, entonces, una vez más, por qué no se aprovecha la vigencia de dos experimentados como Tomás Cubelli y Nicolás Sánchez, que más allá de que hayan perdido poder de desequilibrio individual, tienen la capacidad, la experiencia y la jerarquía para entrar en los momentos calientes de un partido e imponer condiciones.