Un niño de 4 años rompió un jarrón de 3.500 años

Un accidente infantil que puso en jaque a un museo israelí y dejó una valiosa lección sobre la preservación del patrimonio histórico.

En un incidente que sorprendió a todos, un niño de 4 años rompió accidentalmente un jarrón de 3500 años de antigüedad en el Museo Hecht de Haifa, Israel. Este jarrón, que data de la Edad de Bronce, estaba en exhibición sin protección de vidrio, en línea con la política del museo de permitir a los visitantes una conexión más cercana con la historia.

Jarrón milenario destruido en Israel: la valiosa pieza

El jarrón, que había estado en exhibición durante 35 años, es una reliquia invaluable de la antigüedad, probablemente utilizado para almacenar vino o aceite. Fue hallado intacto durante excavaciones en la región y representaba uno de los pocos ejemplos completos de su época. El museo había decidido no colocarlo tras una vitrina, buscando ofrecer una experiencia más accesible a los visitantes.

Accidente en el Museo Hecht: la curiosidad que costó caro

El incidente ocurrió cuando el niño, impulsado por la curiosidad, se acercó demasiado al jarrón y lo movió ligeramente, lo que provocó su caída y destrucción. El padre del niño, Alex Geller, confesó que su primera reacción fue de incredulidad, seguido de un sentimiento de culpa y preocupación por las posibles consecuencias legales o económicas que podrían enfrentar.

Sin embargo, el museo sorprendió al padre al invitar a la familia a regresar para una visita guiada, asegurando que el incidente no fue considerado vandalismo, sino un accidente. Además, el museo ha decidido utilizar el proceso de restauración del jarrón como una oportunidad educativa, documentando todo el procedimiento para enseñar a los visitantes sobre la preservación de artefactos históricos.

 

Restauración del jarrón milenario: una lección en Israel

El proceso de restauración, que ya ha comenzado, incluye el uso de tecnología 3D y videos de alta resolución para asegurarse de que el jarrón pueda ser reensamblado correctamente. Se espera que la restauración dure varios días, y que el jarrón vuelva a estar en exhibición muy pronto.

El museo ha reafirmado su compromiso de mantener los artefactos accesibles al público, incluso si ello conlleva riesgos, subrayando la importancia de la interacción directa con la historia, especialmente en un contexto educativo. La historia de este jarrón no termina con su destrucción; más bien, se convierte en una lección sobre la fragilidad y la importancia de preservar nuestro patrimonio.