Quién es la santafesina que ganó un concurso de cosplay "Crack Bang Boom"

Noelia, conocida como “Aome Katze" logró el primer puesto con su interpretación de Cruella de Vil. Se formó en la Escuela Provincial de Artes Visuales "Juan Mantovani" y hoy es una de las principales referentes de la disciplina a nivel nacional.

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Noelia Bustaver nació en la ciudad de Santa Fe hace 33 años. Desde muy pequeña su atracción por la cultura japonesa marcó la vocación artística que heredó de su madre y que más adelante tomaría forma en su paso por la secundaria y el profesorado de la Escuela Provincial de Artes Visuales Nº 3023 «Prof. Juan Mantovani». «Toda mi formación fue en escuelas públicas: primaria, secundaria y profesorado. La Mantovani me dio todo. Estoy totalmente agradecida a los docentes y todo lo que pude aprender, incluso aquello a lo que no me dediqué pero hoy me sirve. La costura la aprendí con mi vieja, pero la creatividad la desarrollé en la escuela», reconoce Noelia, orgullosa de lo que es hoy.
 
Desde hace cinco años trabaja en un estudio de videojuegos y dicta clases y cursos particulares. Su inclinación por las artes visuales la ha llevado a realizar muestras, exposiciones e instalaciones en diferentes espacios; pero su pasión indiscutible está en el cosplay, actividad a la que se ha dedicado por más de 15 años.
 
Noelia es vegana, no le gusta el fútbol, no consume cómics y a la hora de elegir prefiere la pintura. «Cada vez que quiero dibujar, termino pintando», confía. Mantiene una preferencia por el arte contemporáneo, le atrae la idea de jugar con lo popular de ahora y de antes y admite que su obra está atravesada por la televisión de fines de los ‘90 y por haber tenido la posibilidad de acceder a contenidos de la cultura japonesa. De allí su nombre artístico: «Aome Katze» (Aome:nombre de un personaje de anime; Katze: gato en japonés).
 
El pasado 18 de agosto, Noelia participó de la 13ª edición de la Convención Nacional de Historieta «Crack Bang Boom», que se realiza anualmente en la ciudad de Rosario. En esta ocasión recibió el primer premio del concurso de Cosplay, en la categoría personajes, videojuegos, cine y televisión, interpretando a Cruela de Vil ante más de 30 mil personas que se acercaron a disfrutar del cierre público del evento. Si bien no es el primer concurso que gana -en 2019 participó en un certamen en el Jardín Japonés de Buenos Aires y ganó un viaje a Japón-, en esta oportunidad la sorprendió el acompañamiento multitudinario del público.
 
– ¿Qué tiene de distinto la Crack Bang Boom respecto a otras convenciones?
 
– Lo que pasa con la Crack es que es un evento donde van muchos dibujantes y me parece que a nivel artístico hay muchas más cosas interesantes para ver. También lo que se da en la Crack es que afuera de los galpones hay gente que no está en el evento, hay algo que se genera con el público de afuera y lo que está pasando adentro que es interesante. La misma pasarela da al público general, a la gente que está pasando por la ciudad y eso me parece muy bueno. Eso no pasa en otras convenciones. Esa pasarela es maravillosa, escuchar la ovación de la gente es la parte más linda. Te ponés el cosplay y te olvidás del frío, del hambre y te copás con la gente. Tuve la posibilidad de viajar a varias provincias como participante y como jurado y la gente siempre es divina.
 
– ¿Por qué elegiste a Cruella?
 
– Porque me gusta la personalidad que mostraba Cruella interpretada por Emma Stone en la película «Cruella». Me gustó mucho la relación que ella tiene con la moda, y cómo se expresa. O sea, me metí mucho en la parte donde ella quiere expresarse a través de la ropa y le significa algo. Y como ella sabía que era buena en algo y decide esa transformación. El cosplay, o costume play, actuar con disfraz, se trata de al arte de interpretar caracterizado como un personaje de animé, comics o historieta.
 
– ¿Cómo es el proceso creativo del cosplay?
 
– Creo que depende de cada cosplayer. O sea, sos vos poniéndote el traje de algún personaje y caracterizándote como tal, peluca, maquillaje, vestuario, etcétera. Se denomina cosmaker, o sea, el creador de cosplays. Pero no me parece que haya una diferencia para disfrutar el hobby, si te lo hiciste o lo compraste, da igual. Entonces cosplay es la interpretación, es ponérselo hoy y disfrutar del personaje. A mí me gusta simplificarlo en eso. Pero entiendo que cada uno lo toma como sea, hay gente que lo toma como laburo, hay gente que vende contenido, hay de todo. Me gusta conservar esa parte que es la que yo disfruto. Es decir, me gusta un personaje, me voy a vestir como él, voy a jugar un rato a hacer ese personaje. ¿Y cómo elegir el personaje? Me tiene que gustar o me tiene que interpelar en algún punto, por ejemplo, una historia, una película, una serie que me conmueve por algo con lo que te sentís identificado y con el personaje.
 
– ¿Es muy difícil sostener el cosplay como hobby?
 
– Sí. Estuve un año comprando las telas del traje de Cruella. Nunca pude recuperar lo que gasté en un traje. Pero vale totalmente la pena y es la razón por la que les digo a quienes quieran comenzar, que generalmente son adolescentes y jóvenes sin muchos recursos, que se animen a pesar de los costos. Hay personajes que están de moda y por eso son los más pedidos, pero yo prefiero hacer lo que tenga ganas y no algo para ganar. Y si no puedo vivir de eso, no importa.
A los 16 años, cuando aún cursaba la secundaria, Noelia participó del primer encuentro de cosplay que se hizo en Santa Fe con un traje que le cosió su mamá. Más tarde se recibió de técnica superior en Artes Visuales especializada en pintura y cursó el profesorado de Artes Visuales especializada en dibujo en la Escuela Provincial «Prof. Juan Mantovani”. Además, por esos años, también formó parte del programa Residencias Culturales en el espacio La Redonda, dependiente del Ministerio de Cultura de la provincia de Santa Fe.
 
– ¿Cómo fue esa experiencia?
 
– Fue muy muy linda, la disfruté muchísimo. Me gustó sobre todo la diversidad de compañeros ya que en ese momento todos estudiamos cosas distintas y después cuando profundizamos en La Redonda, en cómo se planteaban cada uno de los dispositivos y experimentar cómo se comportaba el público en cada uno. Además me sirvió mucho para mi formación docente, el trato con las niñas, niños y adolescentes. Por eso pienso que es importante que esos espacios se puedan seguir sosteniendo y, también, apoyarnos entre los artistas y seguir alentándonos para no decaer. Tengo muchos colegas preocupados por no poder producir o no poder mostrar y yo les digo que tenemos que seguir aunque no tengamos los recursos. Creo que tenemos que hacer equipo y juntarnos para no perder el ánimo.