Consejos para incorporar ensaladas en todas tus comidas
Aprendé como aprovechar sus beneficios y combinar sabores.
Los nutricionistas recomiendan consumir cinco porciones de verduras y de frutas por día para mantenerte sano y obtener suficientes vitaminas, componentes vegetales secundarios, fibras y minerales.
Elegí las porciones adecuadas (entre 50 y 200 g) y hacé hincapié en la variedad de colores, es decir, comer por lo menos una porción roja de verduras o de frutas (como tomates, pimentón, rabanitos, remolacha, frutillas, etc.), una porción amarilla o anaranjada (zanahorias, pimentón, calabaza, ananá, melón, naranjas, etc.) y una porción verde (brócoli, espinacas, acelgas, chauchas, manzanas, peras, etc.).
Las prácticas ensaladas verdes y las de pescado y mariscos son ideales como entrada; las amargas, de hierbas silvestres, endibias o radicheta, son adecuadas para estimular el apetito. Prácticamente en todas las cocinas regionales, el plato principal se acompaña con una pequeña ración de ensalada; por ejemplo, en un asado, usá una de hierbas, y en unos filetes de pescado, una de pepinos.
En verano se pueden emplear como plato principal en reemplazo de la comida fuerte. Las verduras se pueden complementar con carne, pollo, pescados o mariscos; alguna legumbre como lentejas, arvejas o porotos; pasta fría o cereales como cus cus, arroz integral, mijo o centeno.
Lo más rico es la frescura y lo crujiente de sus vegetales. Ciertas ensaladas, como las de hojas verdes, deben condimentarse al momento de servir, de lo contrario, las hojas se marchitan. En el caso de las ensaladas con pastas o cereales, o aquellas con verduras más duras como el repollo, el hinojo o los rabanitos, lo ideal es condimentarlas unas horas antes para que alcance todo su sabor.