Ser bilingüe puede retrasar la aparición de los síntomas del Alzheimer

El trabajo fue publicado en la revista científica Bilingüismo: Lenguaje y Cognición por investigadores de la Universidad Concordia en Canadá

Convertirse en bilingüe puede aportar beneficios cognitivos, especialmente para los adultos. Según un nuevo estudio, comprender una segunda lengua ayuda a retrasar la aparición de la enfermedad de Alzheimer hasta cinco años en comparación con los adultos monolingües.

Investigadores de la Universidad Concordia en Canadá analizaron imágenes del cerebro para examinar las regiones relacionadas con el lenguaje y el envejecimiento. De esta manera, descubrieron que el hipocampo de los bilingües con enfermedad de Alzheimer era notablemente más grande que el de los monolingües en comparación con la edad, la educación, la función cognitiva y la memoria.

“Había más materia cerebral en el hipocampo, que es la principal región del cerebro encargada del aprendizaje y la memoria y que se ve muy afectada por el Alzheimer “, afirma en un comunicado la autora principal del estudio, Kristina Coulter.

El estudio, publicado en la revista científica Bilingüismo: Lenguaje y Cognición, revela que hubo evidencia de atrofia del hipocampo entre individuos con deterioro cognitivo leve y Alzheimer que eran monolingües, pero que no hubo cambios en el volumen del hipocampo en los bilingües durante el desarrollo de la enfermedad.

“El volumen cerebral en el área relacionada con el Alzheimer fue el mismo en los adultos mayores sanos y en el grupo de la enfermedad de Alzheimer en los participantes bilingües. Esto sugiere que puede haber alguna forma de mantenimiento del cerebro relacionado con el bilingüismo”, explica Coulter.

Aprender un segundo idioma, acompañado de una dieta saludable, ejercicio regular y una rutina de sueño de calidad, ayuda a proteger el cerebro del deterioro provocado por el envejecimiento.

“Hablar más de un idioma es una de varias formas de participar cognitiva y socialmente, lo que promueve la salud del cerebro”, concluye Natalie Phillips, coautora del estudio.