La diferencia entre la Liga Profesional y el Brasileirao en la última fecha

La definición del torneo brasilero dejó muy expuesta al argentino y su falta de competitividad

La última fecha de la Liga Profesional de Fútbol (LPF) se disputará este fin de semana y se definirá al campeón, que podría ser Vélez, Talleres o Huracán.

La pelea por el título promete ser apasionante y también habrá suspenso hasta último momento por la lucha entre Huracán y Boca por clasificar a la Copa Libertadores, mientras que un par de equipos más intentarán entrar a la Copa Sudamericana.

Sin embargo, debido a la quita de descensos para ampliar la cantidad de participantes de 28 a 30, hay una enorme cantidad de equipos que hace semanas no juegan por absolutamente nada.

Esto se vio reflejado en palabras del director técnico de Tigre, Sebastián Domínguez: “No hemos podido volver desde la quita de descensos. La concentración no es la misma y la convicción para afrontar los partidos con ese ímpetu que teníamos no aparece”.

El único equipo de ese lote que marcó la diferencia y pudo competir por algo fue Central Córdoba de Santiago del Estero, que se clasificó a la Copa Libertadores tras ganar la Copa Argentina.

Otro aspecto que genera preocupación es la decadencia en el nivel del fútbol argentino, ya que la cantidad de equipos en la Primera División hace que muchos no tengan un nivel aceptable para la máxima competencia y que todo se nivele para abajo.

El ejemplo más claro para corroborar esto es el Brasileirao, donde todos los equipos pelearon por algo en las últimas fechas. Botafogo y Palmeiras por el título, otros tantos por clasificar a la Copa Libertadores e incluso el Athletico Paranaense, que terminó descendiendo, tuvo chances de entrar a la Copa Sudamericana hasta la última fecha.

Los resultados son más que evidentes. Más allá del poderío económico que tienen, los equipos brasileros llevan seis años consecutivos ganando la Copa Libertadores.

¿La fórmula? Nada de magia. Una liga de 20 equipos con formato ida y vuelta, es decir 38 fechas, en la que seis (esta vez siete por el cupo extra de Botafogo) clasifican a la Libertadores, otros seis a la Sudamericana y cuatro descienden.

Exactamente todo lo contrario a lo que ocurre en la Argentina, que tiene cada vez a más equipos en la Primera División, se eliminan los descensos en el medio del torneo y en el que nadie sabe aún por qué se juega un semestre la Copa de la Liga y otro la Liga Profesional, ni en qué orden se llevarán a cabo.