El robo de motos se convirtió en un hecho delictivo recurrente en la ciudad. Los últimos casos, se concretan bajo la misma modalidad: dos delincuentes que también van en moto siguen a otro conductor al que increpan, le sacan el vehículo y se escapan uno en cada birrodado.

El testimonio de una joven, que pidió que se preserve su identidad, denota no solo la velocidad en que se cometen los robos, la impunidad con la que se hace a plena luz del día, y sobre todo el temor y la impotencia que generan en la víctima.

María, así llamaremos a la mujer, trabaja en una clínica ubicada en Luciano Torrent, en cercanías de Aristóbulo del Valle. Este jueves estaba llegando, a las 14 horas, y cuando quiere estacionar la moto, dos delincuentes que iban por la mano contraria de la avenida la abordaron rápidamente.

"El que manejaba me apuntó con un arma desde la calle, yo no había alcanzado a ponerle la cadena a la moto, a lo único que atiné fue a irme hacia atrás. Me dijeron que me quede quieta, pero de los nervios yo seguía retrocediendo", relató María.

"Encendieron la moto y se la llevaron", mientras ella pidió auxilio en un kiosco que hay en la esquina. "ahí llamaron al 911, la comisaría está a una cuadra y demoraron en llegar 15 minutos", lamentó.

Después fue hasta la seccional a radicar la denuncia, y "está pendiente que me avisen si la encuentran". Además, señaló que al momento de denunciar le dijo a la oficial por donde se habían ido los ladrones, pero a pesar de que había cuatro móviles policiales en la puerta, la agente  le manifestó que "no tenía personal para que los conduzca".

María, reflexionó: "Esta situación me dejó en schock, es muy lamentable. A la tarde no fui a trabajar, no pude salir de mi casa después, tenía que ir a la verdulería que queda a tres cuadras y el miedo me lo impidió".

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— LT10 (@radiolt10) January 17, 2025

Audio: Escuchá el testimonio completo de María