Ansiedad y antojos: cómo manejarlos sin culpa
No se trata de prohibirse, sino de entender lo que sentís y elegir desde otro lugar

La ansiedad suele jugarle una mala pasada a nuestras ganas de comer. En momentos de estrés o emociones intensas, es común sentir la necesidad de picar algo y muchas veces no elegimos lo más sano. Pero, ¿qué pasa si en vez de prohibirnos, aprendemos a entender lo que sentimos y a elegir sin culpa?
1. No es hambre, es emoción
La ansiedad muchas veces activa lo que se conoce como “hambre emocional“: no comemos por necesidad física, sino para calmar una sensación interna. El primer paso es aprender a identificar si realmente tenemos hambre o estamos buscando consuelo.
2. Antojo no es enemigo
Tener antojos es parte de la vida. Demonizarlos solo genera más ansiedad. Permitirte comer algo que te gusta, con conciencia y sin culpa, puede ser mucho más saludable que evitarlo y luego caer en un atracón.
3. Parar y observar
Antes de correr a la cocina, hacé una pausa. ¿Estás aburrido? ¿Cansado? ¿Preocupado? A veces, con solo reconocer la emoción, el antojo pierde fuerza.
4. Elegir con inteligencia
Si sabés que vas a querer algo dulce o salado, preparate: tené versiones más equilibradas a mano (como chocolate amargo, frutos secos, frutas deshidratadas o chips caseros). No se trata de eliminar, sino de elegir mejor.
5. Cambiar la rutina mental
Reemplazá el “me porté mal” por un “hoy me escuché”. Comer algo rico no debería ser motivo de castigo. La relación con la comida también es parte del bienestar.
Tip final: si los antojos y la ansiedad se vuelven constantes o difíciles de manejar, no está mal pedir ayuda de psicólogos, nutricionistas o terapeutas.