El equipo portugués, que no la pasó bien ante Boca en el debut pero rescató un empate sobre el final, ejerció un absoluto dominio del encuentro en el primer tiempo, pero recién logró sacar ventaja a los 45+7 cuando Di María convirtió el penal que le habían cometido a Gianluca Prestianni.

El rosarino ejecutó con categoría la pena máxima y con el 1-0 le dio tranquilidad al conjunto de Bruno Lage justo antes del cierre de la primera etapa.

Fue la segunda conquista de Di María en el Mundial de Clubes, quien también había metido un penal en el duelo contra Boca.

A Benfica, que generó muchas situaciones de gol, le faltó precisión en la resolución de los ataques y chocó con una gran actuación del arquero de Auckland City, Nathan Garrow. El equipo portugués pateó 18 veces al arco y apenas pudo convertir un gol con el penal de angelito.

El único objetivo del equipo neozelandés, que perdió 10-0 contra Bayern Munich en el estreno en la competición, fue defenderse y evitar otra goleada.

Tras las demoras por cuestiones climáticas, que hicieron que el entretiempo se extendiera por cerca de dos horas, finalmente se reanudó el partido y el conjunto portugués salió con todo a definirlo.

Aumentó la ventaja a los 53 minutos gracias a un tanto del griego Vangelis Pavlidis y con eso se terminó de calmar. A partir de ahí, fue un monólogo que estuvo acompañado por una catarata de goles.

Renato Sanches aprovechó una asistencia de Nicolás Otamendi para anotar el 3-0 y luego el luxemburgués Leandro Barreiro, en una ráfaga, metió un doblete para terminar de sellar la victoria.

Cuando ya parecía que no habría más emociones, en tiempo de descuento el árbitro cobró un nuevo penal para Benfica y Di María demostró que está muy derecho desde los 12 pasos, anotando su tercer gol del torneo por esa vía.