Romney ya tiene el camino despejadopara dar la batalla por la Casa Blanca

Mitt Romney se disponía anoche a dar un importante paso para cerrar matemáticamente su nominación a la candidatura republicana a la presidencia de Estados Unidos y comenzar a transitar así una nueva fase de la campaña con vistas a la elección general del 4 de noviembre contra Barack Obama.

El ex gobernador de Massachusetts parecía tener asegurados la gran mayoría de los 231 delegados que se repartirán entre los cinco estados que celebraron primarias ayer: Nueva York, Pensilvania, Delaware, Conecticut y Rhode Island. Excepto en el primero, donde el conteo iba más lento, en el resto de los distritos las proyecciones de las principales cadenas de televisión del país ya lo daban anoche por ganador.

Hasta ahora Romney tenía 697 delegados, por lo cual está cerca de llegar a los 1.144 necesarios para la nominación oficial.

Pero, a estas alturas, eso parece ser ahora un mero formalismo. Su principal rival en la interna Rick Santorum ya había despejado el panorama, al abandonar la contienda este mes aduciendo cuestiones familiares. A eso se suma, ayer, la decisión del otro precandidato que le seguía en cantidad de delegados, el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, quien dijo a NBC News que reconsideraría su candidatura en función de su resultado en Delaware, donde hizo campaña más fuertemente. Al cierre de esta edición Gingrich no había hecho anuncios, pero lo cierto es que ya se da por hecho que se bajará de la contienda a fin de darle más aire a Romney en estos meses.

De acuerdo a varios de los últimos sondeos, realizados después de la renuncia de Santorum, Obama supera por apenas tres puntos a Romney. El candidato demócrata a la reelección avanza con un 47% de intención de votos, contra un 44% para el gobernador de Massachusetts.
Considerando el margen de error en las encuestas, la pugna puede considerarse en este momento un empate técnico, un panorama que probablemente se modifique a partir de ahora, a medida que la campaña empieza a ponerse más áspera.
A diferencia de unas semanas atrás, Romney ya se para como el candidato republicano y empieza a dirigir sin matices sus dados fuertes hacia Obama.

Si antes se inclinaba a la derecha en temas como inmigración para seducir al electorado republicano más conservador que prefería al ultraderechista Santorum, en los últimos días su discurso se ha volcado hacia el centro, iniciando el proceso de cortejar a los votantes independientes.

El lunes, mientras hacía campaña en Pensilvania, señaló que consideraba una gama más amplia de políticas migratorias, incluso una propuesta del senador republicano Marco Rubio, de Florida, que permitiría a algunos jóvenes la posibilidad de quedarse en Estados Unidos.
Asimismo, se mostró dispuesto a respaldar una extensión temporal de tasas más bajas para los préstamos estudiantiles, una política a la que se oponen los republicanos en la Cámara de Representantes pero que apoya el presidente Obama.
La plataforma electoral de Romney incluye la supresión del impuesto de sociedades. En un acto también insinuó que podría eliminar algunos organismos federales, entre ellos el Departamento de Educación y el de Vivienda. Este último lo dirigió su padre George Romney a finales de los años 60.