La felicidad en Argentina cae a uno de sus niveles más bajos desde 2018
Aunque casi la mitad de los encuestados dice sentirse conforme con su vida, los indicadores se ubican entre los más bajos registrados desde 2018, con un impacto más fuerte en el segmento juvenil.
La percepción de felicidad volvió a retroceder en Argentina. Según el "Informe de Felicidad 2025" elaborado por el Observatorio de Tendencias de la Universidad Siglo 21, el 48,3 % de las personas encuestadas manifestó sentirse feliz con su vida. Este porcentaje marca una baja frente a mediciones anteriores y se ubica entre los registros más bajos de los últimos ocho años.
El estudio, realizado durante el último trimestre del año, muestra que la caída afecta a casi todos los grupos de edad, niveles educativos y sexos, con una excepción clara: las personas de entre 50 y 59 años, donde se registró una mejora. En contrapartida, los jóvenes aparecen nuevamente como el segmento con menor nivel de bienestar subjetivo, una tendencia que se repite en distintas mediciones.
No hay una única forma de definir ni de medir la felicidad. Así lo explicó en LT10 Mario Trógolo, investigador del Observatorio de Tendencias de la Universidad Siglo 21: “Efectivamente no hay una sola forma de entender o definir la felicidad y, por lo tanto, tampoco existe una sola manera de medir o evaluar la felicidad”.
En ese marco, Trógolo detalló que el estudio utiliza un instrumento ampliamente validado a nivel internacional. “El instrumento que usamos evalúa la satisfacción con la vida, es decir, la evaluación global que las personas hacen de su vida. En esa evaluación intervienen las relaciones sociales, la vida familiar y los proyectos de vida”.
Trógolo remarcó que se trata de un método comparable con investigaciones globales. "Es uno de los instrumentos más utilizados. Si bien [el estudio] difiere de otros, nosotros usamos solamente algunos de los indicadores que se utilizan en los mundialmente famosos Reportes Globales de Felicidad", afirmó.
Al ser consultado sobre las diferencias generacionales, el investigador confirmó que los niveles más bajos se registran entre los más jóvenes: “Los datos que hemos observado en la última medición son los niveles de felicidad más bajos, sobre todo en los jóvenes”.
Y explicó por qué este resultado no los sorprende: “Tiene que ver un poco también con las características propias de esa etapa de la vida, ya que los jóvenes tienen varios desafíos que afrontar, no solo el estudiar o elegir una carrera, sino también el insertarse en el mercado laboral y definir un proyecto de vida”.
Según Trógolo, a eso se suma una mayor sensibilidad frente al contexto: “Todo ese conjunto de factores puede hacer que los jóvenes sean más sensibles que las personas adultas a las variaciones de lo que está ocurriendo en el contexto económico y social”.
Sobre los indicadores concretos que se miden, explicó: “Usamos un instrumento que se llama 'Escala de Satisfacción con la Vida', que básicamente le pregunta a la persona cuál es su grado de conformidad con los diferentes aspectos de su vida, si sienten que han logrado cosas importantes o si están avanzando hacia objetivos”.
Incluso señaló un dato que mostró una leve mejora: “Cuando les preguntamos a las personas si cambiarían algo si tuvieran la posibilidad de volver a vivir su vida, ahí vemos que ese índice mejora respecto a otras mediciones”.
Finalmente, Trógolo advirtió que el momento del año también influye en las respuestas: “Este es un momento donde las personas suelen hacer un cierre y un balance de cómo ha sido su año, y eso termina impactando en los resultados”.
Y concluyó: “No es lo mismo hacer las mediciones en marzo que hacerlas en noviembre. Hay variaciones dentro de cada año y eso tiene que ver con el momento vital y el contexto en el que se mide”.
Audio: Escuchá a Mario Trógolo
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