El mercado de pases nunca ofrece caminos lineales y Colón lo empieza a comprobar con Tiago Cravero. El mediocampista, apuntado como una de las prioridades para potenciar la mitad de la cancha, dejó de ser una negociación encaminada y pasó a convertirse en una operación compleja, con la aparición de un competidor que no estaba en los planes: Unión.

El interés rojiblanco surge en un contexto de múltiples contactos entre ambas dirigencias. Las charlas por Thiago Cardozo, Agustín Colazo y la posibilidad de compartir escenarios de negociación por Rodrigo Saravia generaron un canal abierto que ahora también involucra a Cravero. En Unión entienden que el mediocampo necesita variantes y el nombre del volante encaja en el perfil buscado.

Colón había avanzado con la idea de sumarlo como una pieza funcional al proyecto, pero el escenario se alteró rápidamente. Además del Tatengue, equipos de la Primera Nacional y algunos de la Liga Profesional realizaron consultas, lo que multiplicó los interesados y obligó a frenar cualquier definición apresurada.

A este contexto se le sumó un movimiento clave de Belgrano. El club cordobés decidió repescar a Cravero tras su paso por San Miguel y lo incorporó a la pretemporada bajo las órdenes de Ricardo Zielinski. El entrenador quiere verlo en acción antes de tomar una decisión definitiva, sin descartar que pueda quedarse o que se le busque una salida en este mismo mercado.

Para Colón, el foco sigue puesto en reforzar el mediocampo, pero ahora con un tablero más cargado. La irrupción de Unión como competidor directo le agrega tensión a una negociación que parecía controlada y que hoy depende de evaluaciones externas y del movimiento general del mercado.

Mientras Zielinski analiza y los interesados toman posición, el Sabalero espera. Sabe que Cravero sigue siendo una opción válida, pero también que ya no corre solo y que el clásico rival, esta vez desde los escritorios, también juega su partido.