Alacranes en verano: cómo prevenir picaduras y cuándo ir al médico

Con la llegada del calor aumenta la presencia de estos arácnidos en los hogares. Por LT10, la magíster en zoonosis Mariana Maglianese explicó cuáles son las medidas de prevención clave y cómo actuar ante una picadura, especialmente en niños.

El inicio del verano y las altas temperaturas favorecen la aparición de alacranes en viviendas urbanas, una situación que genera preocupación en muchas familias. En Santa Fe y la región, estos ejemplares encuentran en los desagües y espacios húmedos un ambiente propicio para desplazarse y acceder al interior de las casas, incluso en edificios de varios pisos.

En diálogo con LT10, la magíster en Zoonosis y licenciada en Saneamiento Ambiental Mariana Maglianese remarcó que la clave reside en la prevención para evitar el ingreso del ejemplar al hogar. Además, brindó recomendaciones claras sobre cómo actuar frente a una picadura y advirtió que, en el caso de menores de 12 años, siempre se trata de una urgencia médica.

“Tenemos dos situaciones que son graves: cuando aparece en el patio y cuando aparece dentro de la casa. La mejor medida es preventiva; no hay que esperar a que el bicho aparezca dentro”, explicó.

Maglianese detalló que los alacranes no solo emergen por el calor, sino también por la humedad: “No pueden estar tres o cuatro días sin humedad. Entonces, los lugares más comunes de ingreso son los sistemas de desagüe”.

Sobre las barreras físicas, indicó: “Necesitamos generar un obstáculo en todo lo que tenga que ver con desagües. En las rejillas del baño y la ducha hay que colocar malla metálica para que no puedan entrar”.

También señaló otros puntos vulnerables: “Otro lugar muy común es por debajo de la puerta. Si pasa una moneda, el alacrán entra. Por eso, colocar un burlete es fundamental”. Además, advirtió sobre las ventanas: “Dejar el vidrio abierto sin un mosquitero también facilita el ingreso”.

Una vez que el animal está dentro de la vivienda, los mayores riesgos se concentran en el calzado, la cama y la ropa. “Los porcentajes más altos de picaduras se dan al calzarse y en la cama”, afirmó. En ese sentido, recomendó: “Al dejar el calzado por la noche, lo ideal es colocarlo dentro de una bolsa plástica y hacerle un nudo; ellos no desatan nudos ni rompen el plástico con sus pinzas”.

Respecto de la cama, advirtió: “Nada debe tocar el piso y la cama debe estar retirada de la pared”. Sugirió, además, cubrir las patas con cinta adhesiva ancha: “El alacrán va a querer trepar y esa cinta le impedirá el paso”.

Consultada sobre el uso de insecticidas, fue tajante: “Con fumigación no se controlan los alacranes; lo que hay que controlar son los accesos”. Explicó que los químicos no siempre resultan efectivos porque, al detectarlos, los ejemplares “cierran los espiráculos respiratorios y huyen”.

En relación con las picaduras, Maglianese aclaró que el riesgo varía según la edad: “No es lo mismo que pique a un niño de menos de 12 años que a una persona mayor. En un chico es un caso de emergencia”. Por eso insistió: “Esa determinación no la debe tomar la familia en la casa, sino un médico en una guardia”.

Sobre la especie predominante en la zona, aclaró: “En nuestra región el alacrán que tenemos por excelencia es el Tityus trivittatus, que es, al mismo tiempo, el más venenoso”.

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Finalmente, dejó una advertencia clave: “Un niño que repentinamente empieza a llorar sin consuelo es un síntoma compatible con una picadura. No hay que esperar, hay que llevarlo a la guardia. Eso salva vidas”.

Audio: Escucha a Mariana Maglianese

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