El fútbol femenino de Unión eligió la Nochebuena para hacer una pausa, mirar hacia atrás y poner en palabras lo que fue un año que ya es parte de la historia del club. Tras una temporada marcada por el esfuerzo colectivo y coronada con el ascenso a la Primera División, el área femenina rojiblanca compartió un mensaje cargado de sensibilidad, reconocimiento y ambición de futuro.

“Vísperas de Navidad. Tiempo de agradecer, de abrazar lo vivido y de seguir soñando juntas”, fue la frase que encabezó la publicación, una síntesis clara del camino recorrido por un plantel que supo sostenerse en la adversidad y crecer partido a partido hasta alcanzar el gran objetivo.

Un proceso que dio frutos

Nada de lo conseguido fue casual. El equipo conducido por Paulo Poccia construyó su campaña desde el trabajo diario, la convicción y una fuerte identidad colectiva. El ascenso no sólo significó un logro deportivo, sino también la confirmación de un proyecto que venía pidiendo pista y que hoy ubica a Unión entre los clubes de la máxima categoría del fútbol femenino argentino.

Ese recorrido fue acompañado por un crecimiento institucional que permitió consolidar estructuras, fortalecer el sentido de pertenencia y darle visibilidad a una disciplina que no deja de expandirse.

El valor de ser acompañadas

Dentro del mensaje navideño hubo un agradecimiento especial a quienes amplificaron cada paso del equipo. El reconocimiento a las y los periodistas que siguieron la campaña durante el año dejó en claro que el crecimiento del fútbol femenino también se apoya en la difusión, el compromiso y la presencia constante de los medios.

Desde Unión entendieron que ese acompañamiento fue clave para que el logro trascendiera la cancha y se instalara en la agenda deportiva de la ciudad y la región.

Un nuevo horizonte en Primera

“El 2026 nos encuentra en Primera. Y vamos por más”, fue la frase que cerró la publicación y que marca el espíritu con el que el equipo afrontará la próxima temporada. La alegría por lo conseguido convive con la responsabilidad que implica competir en la elite, un desafío que Unión asume con la misma convicción que lo trajo hasta aquí.

En tiempos de celebración, el mensaje del fútbol femenino tatengue no fue sólo un saludo. Fue una reafirmación de identidad, de pertenencia y de un sueño que, lejos de detenerse, acaba de dar su primer gran paso.