Colapinto visitó un pueblo bonaerense y causó furor entre los vecinos

El piloto de Fórmula 1 fue visto en San Andrés de Giles, y se mostró muy cercano a los vecinos y comerciantes que le pidieron una foto o un autógrafo.

Franco Colapinto volvió a Argentina tras cerrar su primera temporada (casi) completa en la Fórmula 1 y, como ya nos va acostumbrando, eligió el perfil más bajo posible para disfrutar de sus vacaciones, aunque siendo una figura de renombre muchas veces es difícil pasar desapercibido como a Franco le gustaría, a pesar de la bondad que lo caracteriza.

En las últimas horas, el piloto de Alpine visitó San Andrés de Giles, una localidad de poco más de 26 mil habitantes ubicada a unos 60 kilómetros de Pilar, su ciudad natal y ante la euforia de los vecinos por su presencia, Colapinto les regaló unos minutos de su tiempo.

Junto a su padre, Aníbal, el piloto bonaerense fue visto en un supermercado del lugar y causó sorpresa entre empleados y clientes. Las imágenes no tardaron en comenzar a circular por redes sociales, mostrando el lado humano de Franco. Fotos que lo muestran en el sector de la carnicería y posando antes de retirarse del comercio. La postal más comentada fue en la puerta del local: Colapinto tenia en su bolsa de mano un tetrabrik de leche chocolatada, símbolo de contraste total con la élite del automovilismo mundial. 

Lejos del glamour de la categoría reina, Colapinto se mostró como lo que siempre fue: un chico más. Un chico que genera identificación y despierta el cariño entre sus millones de fanáticos.

En sus días en Argentina también combinó descanso con encuentros destacados: asistió a un recital de Airbag, compartió una cena con Bizarrap y fue visto jugando al pádel en Nordelta, donde coincidió con Carlos Tevez, en una reunión informal que unió dos mundos distintos del deporte argentino. 

Mientras la F1 espera por el inicio de la temporada 2026, Colapinto disfruta de sus vacaciones sin estridencias, con selfies improvisadas y escenas simples, a la vez que sigue construyendo un vínculo especial con la gente, incluso aun cuando su carrera deportiva ya transcurre en la élite.