Hugh Laurie: "El fin de House será un golpe duro"

 Él también sabe que es imposible. No se puede abordar ningún retrato de Hugh Laurie, el músico, el pianista, el melómano empedernido, sin mencionar el largo tránsito de su camino hacia el éxito (el verdadero y sideral, el que no es fugaz), la fama hollywoodense que le permitió, un buen día, canalizar su otra vocación artística y dedicarse de una vez por todas a tocar blues. Hablar de este Hugh Laurie sin mencionar a Gregory House, el Dr. House, es no hablar de Hugh Laurie: el emblemático personaje, tan insoportablemente cínico, patéticamente enviciado y moralmente imputable como querible, al que dio vida durante ocho temporadas, fue necesario para dejar ser al cantante, al fanático enfermo del sonido nacido en Nueva Orleáns.

Así, aprovechándose del trampolín House, se sumergió en las oscuras profundidades de la música negra y, con la pequeña ayuda de varios amiguitos (el productor Joey Henry, por ejemplo, que trabajó con todas las leyendas, desde Loundon Wainwright o Ramblin Jack Elliott hasta Madonna), parió Let Them Talk, su disco debut, un compilado de covers de clásicos del género. Louis Armstrong, Memphis Slim, Bessie Smith, James Broker, su amado Professor Longhair ("Él es mi gran héroe, como lo es para muchos pianistas") son los homenajeados: Laurie toca el piano y canta -como alguna vez lo vimos en la serie y también como parte de Band from TV, recordarán- con sentimiento, tratando de despojarse de los resabios de su crianza british, y con la colaboración de grandes como Dr. John, Tom Jones, Irma Thomas ("The Soul Queen of New Orleans") y los arreglos de vientos a cargo de otra leyenda, Allen Toussaint. "Una de las razones por las cuales quise trabajar con Henry fue porque lo conocí cuando estaba grabando The River in Reverse, el disco de Toussaint y Elvis Costello, uno de mis favoritos de la década pasada; contar con su colaboración fue un sueño hecho realidad", confiesa, a menos de un mes de que la gira mundial de presentación del disco lo traiga por primera vez a la Argentina.

El 8 y el 9 de junio, Laurie tocará en el Luna Park en el marco del Personal Pop Festival pero antes, el 22 de mayo, House (la serie) morirá y aunque aún no se sabe cuál será el destino ficcional de House (el personaje, y a pesar de que el capítulo final se titule "Everybody Dies"...) formará parte del altar de figuras inolvidables de la historia de la televisión y será recordado, especialmente por el mismísimo Laurie, como el responsable de un aporte más que interesante a ese océano invisible y bien revoltoso al que llamamos música. Aún antes de esa conclusión y metamorfosis, el actor responde unas preguntas vía mail y se parafrasea (o se copypastea) a sí mismo tratando de desandar el recorrido que lo llevó hacia la dorada Nueva Orleáns y analizando la importancia de House en su carrera. Él también sabe.

Sos consciente de que mucha gente irá a verte al Luna Park porque sos House, quizás sin siquiera haber escuchado tu disco? ¿Qué pensás de esto?
Creo que la experiencia de hacer un show de TV tan exitoso me dio la confianza que no podría haber tenido de otra manera. Y por eso le estaré eternamente agradecido. Sé que esto no habría sucedido si no hubiera sido famoso. Siempre estuve obsesionado con el blues y la oportunidad llegó y la tomé. Me hubiera gustado tener los huevos para hacerlo antes.

¿Cuánto vas a extrañar a House?
Muchísimo. La pasé muy bien. Estoy realmente orgulloso del show y obvio, voy a extrañar a la gente con la que trabajé cada día durante los últimos siete u ocho años. El fin de House será un golpe duro. Pero al mismo tiempo tendremos que... ya sabés: así es la vida. Un río que fluye. A veces tenemos que dejarnos llevar: y mejor retirarse antes de tiempo que cuando es demasiado tarde.

Editaste The Gun Seller en 1996, ¿por qué se demora tanto tu segunda novela?
Trabajar durante 15 ó 16 horas diarias no te deja tiempo para nada más. Sí, escribiré otra novela pero, si al disco le va bien, dedicaré más tiempo a hacer más música, que es lo que más amo en el mundo.