Cristina volvió antes y jugó fuerte contra el jefe de la CGT y Scioli
La escalada de tensión entre el Gobierno y el gremio de Camioneros, que después alcanzó lo que pareciera un punto sin retorno, no necesitó ni 24 de las 72 horas del paro anunciado para estallar. La lectura oficial del conflicto ya presagiaba semejante gravedad que por la mañana la presidenta Cristina Fernández de Kirchner adelantó unas horas su regreso al país, luego de la foto en la cumbre Río+20. Apenas arribó el Tango 01, pasadas las 21, ya en la quinta de Olivos, la mandataria ordenó avanzar sobre lo que hasta ese momento era sólo una advertencia: la denuncia penal por amenazas contra Hugo Moyano y su hijo Pablo.
Luego de horas de las escenas de tensión en el bloqueo camionero en un centro de distribución de YPF en La Matanza, con un fuerte operativo de Gendarmería para liberar combustible, escenas que fueron televisadas durante toda la tarde, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, firmó anoche la denuncia con la base de los artículos 149, su tercer inciso y el 194 del Código Penal, que contemplan penas de 6 meses a 10 años de prisión. El Gobierno presentará hoy la denuncia, a través de la Procuración del Tesoro en la Cámara Criminal de Comodoro Py.
En medio de la puja con su ex aliado Moyano, la interna oficialista en el mayor distrito electoral del país sumó un nuevo capítulo: el kirchnerismo de paladar negro aprovechó para renovar sus críticas contra el gobernador bonaerense Daniel Scioli, haciendo foco en el reciente partido de fútbol que compartió con el líder cegestista en Villa La Ñata. Un oportuno viaje lo salvó de escucharlas. Al cierre de esta edición, estaba previsto que el ex motonauta retornara pasada la medianoche desde Italia, a donde fue por “cuestiones familiares”, según se informó oficialmente. “El gobernador está de licencia y fuera del país. Nos queda la foto de la última semana en la que uno de los protagonistas es el que está trayendo un dolor de cabeza a la Patria”, ironizó, sin anestesia, el vice provincial, Gabriel Mariotto.
Antes de subir al avión, Scioli sólo habló con su jefe de Gabinete, Alberto Pérez, para que “acompañe las acciones del gobierno nacional” y para que le transmita un pedido de “responsabilidad” a Camioneros. En cambio, la Rosada cortó toda comunicación con los Moyano y, según trascendió, aspira a que el mandatario enfrente públicamente al líder cegetista.
El ex titular de la Afsca fue una de las figuras K que protagonizó la jornada. Como parte de un operativo logístico diseñado en el Edificio Centinela junto al secretario de Seguridad, Sergio Berni, el Vice incluso viajó al distrito bonaerense de Guaminí, al que calificó como “el más afectado” por la falta de gas licuado. Por la mañana, el intendente local, Néstor Alvarez, había advertido que hasta el Hospital se había quedado sin suministro.
La vertiginosa escalada comenzó por la mañana, luego de que desde Rosario, en los festejos por el día de la Bandera, arremetieran contra el paro camionero Randazzo y el vicepresidente Amado Boudou, quien acusó a los trabajadores de tomar “de rehén a la gente”. El ministro tampoco suavizó el ataque y calificó la medida, que la Rosada había intentado desactivar desde el ministerio de Trabajo con una conciliación obligatoria, como un “paro salvaje e injustificado”.
Más tarde, Berni y Mariotto presidieron un “comité de crisis” con el subsecretario de Coordinación del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta, y representantes de YPF, entre otros; para esbozar un dispositivo logístico para sortear el bloqueo gremial y garantizar gas y combustible en localidades bonaerenses. A falta de choferes, el Gobierno apeló a integrantes de la fuerzas armadas para manejar los camiones. Pasadas las 22, tras una serie de incidentes entre manifestantes y gendarmes en la planta de la petrolera en La Matanza, Berni informó que lograron atravesar el corte ocho vehículos cargados.