La incertidumbre sobre la economía desacelera el consumo masivo
Como fiel espejo de la evolución de la economía, el consumo masivo de los argentinos experimenta una desaceleración motivada por la caída del poder adquisitivo y la incertidumbre sobre el futuro inmediato.
Los hábitos de consumo cambiaron en la medida en que la economía comenzó a mostrar signos de estancamiento y que creció la percepción de un futuro menos provisorio.
Así lo revela el informe “Pulso Social”, que desde hace una década realiza la consultora CCR para indagar el estado de ánimo de los consumidores. El estudio mostró que el crecimiento del consumo, uno de los pilares sobre los que se apoya el modelo económico kichnerista, se retrotrajo en el segundo trimestre del año, una tendencia que se mantuvo el mes pasado y que está directamente ligada al enfriamiento de la actividad económica.
En efecto, para un 44% de los consultados, la situación económica del país es mala o muy mala, mientras que sólo un 16% tiene una visión positiva. Peor aún, un 49% piensa que la situación seguirá por mal camino el año próximo. De hecho, un 47% cree que el país atravesará una crisis económica y sólo un 13% considera que el próximo será un año mejor.
La inflación es el principal problema que se observa en la economía nacional, y se ubica en un podio de temas prioritarios para la agenda nacional junto con el combate a la inseguridad y la corrupción política, que se instaló entre las urgencias de la mano del caso Ciccone.
Como consecuencia de la suba de precios, los argentinos optaron por volcarse masivamente a la búsqueda de ofertas, promociones y descuentos, ya sea mediante el uso de cupones o con la concurrencia a los diferentes canales de venta, aunque las oportunidades se presenten en días laborales.
El consumidor también opta por reducir determinados consumos con el fin de generar un pequeño ahorro que, en el caso de los sectores de menores recursos, busca mantener cierta liquidez para casos de emergencia, y en el sectores con más recursos apunta a concretar consumos de placer, como asistencia a recitales o viajes turísticos.
Así, los changuitos por la mitad se tornan una costumbre, tanto como el acudir a los outlets para la compra de indumentaria. De la misma forma, se observa como, junto al crecimiento de las compras en autoservicios chinos, también se trasladó el consumo de los hipermercados a los supermercados de formatos más pequeños y cercanos.