“Estábamos durmiendo cuando de repente mi perro comenzó a ladrar con desesperación. Me desperté y cuando miro a la ventana veo un resplandor de color naranja. Enseguida me di cuenta de que el auto estaba prendido fuego”. El relato corresponde a Luis, el propietario de un Peugeot 205, que esta madrugada se convirtió en la última víctima de los “quemacoches”.

Eran cerca de las 4, cuando autores desconocidos rociaron el vehículo que se encontraba estacionado en un inmueble de Pje. Ingenieros al 5300, en barrio Escalante. A diferencia de los episodios anteriores, en este caso el automóvil no “dormía” en la calle sino que estaba en el interior de una cochera abierta.

“Apenas observé el auto en llamas corrí a agarrar baldes con agua y la manguera”, contó Luis. Al cabo de algunos minutos de intensa labor, el dueño del vehículo finalmente pudo controlar el siniestro”.

“La verdad que me apena mucho todo esto. Encima mañana el auto tenía que ingresar al taller por unas reparaciones”, culminó.