Miguel Angel Solá, con un pan bajo el brazo

A los 62 años, el actor será padre nuevamente y volvió a la Argentina con la obra “El veneno del teatro”. Además, se prepara para regresar a la pantalla chica, por Telefe.

 Barajar y dar de nuevo. Eso es lo que le ha tocado muchas veces en la vida a Miguel Angel Solá. Y ahora mismo, el actor vive uno de esos momentos en que las piezas del tablero se desparraman para acomodarse nuevamente. Luego de 13 años instalado en España, está de regreso en la Argentina con una obra en cartel, El veneno del teatro (ver Sobre el oficio ...) y varios proyectos que lo devuelven a la televisión local luego de décadas de ausencia. Pero además, a los 62 años, Solá espera ser padre nuevamente junto a su novia, Paula Cancio (ver Promesa ...), después de haber vivido la desilusión de un divorcio (de la actriz Blanca Oteyza), y cuando creía que enamorarse ya no figuraba en su diccionario.

En julio del año último, pasó unos meses en la Argentina presentando un espectáculo musical con La Típica en Leve Ascenso y filmando una miniserie sobre el escritor Héctor Oesterheld. “Luego, volví a España y terminé mi juicio de divorcio. Con cosas buenas para las niñas, por suerte, aunque para mí, no tanto. Blanca salió ganando afectiva y económicamente. Igual, ya pasó. Me enamoré de nuevo. Yo creía que no me iba a pasar y quedamos embarazados. En julio va a nacer una criatura”, cuenta.

Con dos hijas adolescentes, ¿esta nueva paternidad es como una primera vez?

Mis hijas son pequeñas todavía, y lo que sé es que mi nuevo hijo o hija será doblemente maleducado. La lógica es que sea mujer porque es lo que viene pasando. Y está bien que sea así. Las mujeres son incomprensibles, pero me mantienen activo y no me aburro.

¿El bebé va a nacer en la Argentina o en España?

Si nace acá sólo me va a tener a mí y a un par de mis amigos, que son todos viejos y brutos, unos gerontes. En cambio, allá tendrá a toda su familia y amigos. Igual, a Paula le tira mucho Buenos Aires: el movimiento, el caos, la gente. Ya veremos. Además, ella es actriz y puede hablar en las dos “lenguas”: cuando la conocí me hizo creer que era argentina.

¿Cómo es eso de trabajar un poco con un pie en cada país?

Ahora, por la crisis, hay poco trabajo en España. Y con lo que gano aquí no puedo mantenerme aquí y en España. Así que viajar para trabajar es lo único que puedo hacer, y lo que hice siempre, es mi única posibilidad y estoy contento con eso. Acá hay un sistema de trabajo mucho mas afín a mi forma de ver el arte de actuar.

Aunque viniste varias veces a filmar, después de 13 años en España, ¿extrañás tu vida allá?

Extraño a mis hijas y a la novia que me va a dar un hijo y a un par de amigos, nada más. Después de 13 años, sigo siendo el gran actor argentino o el magnífico actor argentino. Igual, no me puedo quejar. Empezando de cero logré un tener un público bastante grande que me sigue. Pero yo tampoco me dejo adaptar. A mí, no me puede domesticar nadie, porque no sé mandar ni obedecer. Así que imposible, como perro soy inútil.

¿Tu lugar sigue siendo la Argentina?

Mi lugar es ninguno, es donde me quieren y donde está mi amor. Adoro a mi país, pero hay modos y formas de este país que me parecen prehistóricas y las detesto.

¿Y cuáles son las que rescatás?

La forma de conversar, la cercanía en el diálogo, las ganas de cada uno de convertir este mundo en algo mejor, de reinventarlo. Y la cantidad de gente que hay creando, esa prepotencia de las ganas de probar. Ese misterio que tiene que ver con el no rendirse y con la convicción de que lo artístico transforma al ser humano. Ese es un fenómeno que existe más allá de los gobiernos y las distintas políticas. Es un estado de ánimo de muchos que quieren contagiar a los demás.

En estos meses vas a volver a la televisión argentina después de décadas ...

Sí, en principio voy a estar en tres episodios de Historias de corazón (Telefe). El primero tengo la suerte de hacerlo con Virginia Lago. Se trata de historias de amor sencillas que destacan el valor que implica que los seres humanos se encuentren a pesar de posibles desencuentros. También me ofrecieron hacer un personaje en algunos capítulos de la nueva temporada de En terapia (Canal 7). Yo hace 30 años que no trabajo en El Trece, hice varios unitarios en distintos canales pero fue hace mucho tiempo y esta nueva etapa me entusiasma. Son posibilidades de contar la vida desde otro punto de vista.

En tu vida pasaste por unas cuantas situaciones difíciles y volviste a empezar desde cero. ¿Te considerás un sobreviviente?

Eduardo Galeano me llama Lázaro, por email. Y algo de eso hay, de resurgir de las propias cenizas. Mirá, suicida no soy. Yo he pasado momentos horrorosos y momentos bellísimos; y la vida me sigue dando oportunidades. ¿Qué puedo hacer más que aprovecharlas? Todo lo que queda por delante siempre es derrota: no voy a rejuvenecer, no voy a sentirme mejor de salud ni a caminar más erguido, la cabeza no se me va llenar de ideas maravillosas, todo es a menos. Pero tal vez, en ese “a menos” descubra más cosas felices que en todo el “a más” anterior. No lo sé pero mi horizonte no es la consagración de la primavera. Sin embargo, hay que apostar. La sorpresa que viví de que me iba a quedar sin nada tampoco la esperaba, pero la vida te compensa con otras sorpresas como la que estoy viviendo ahora. Eso quiere decir que todavía alguien ve otras cosas en mí que yo no logro ver. La vida da oportunidades y yo las agarro. Además, uno empieza de nuevo cada día. No hay que dar nada por sentado. Yo siento que como actor valgo lo mismo que cuando me fui de acá aunque en el precio me he devaluado. En lo demás, soy atrozmente parecido a mí mismo.

Los planes de Solá lo tendrán de gira con la obra de teatro entre la Argentina, Chile, Uruguay y España de aquí a un año. “Yo quiero hacer La Típica ... de nuevo acá, y quiero actuar en otra obra y dirigir también. Lo que más me gusta en teatro es abordar temas que hablen del encuentro entre los seres humanos. A esta altura, me reporta más el placer de hacer algo que me gusta sobre el escenario que un buen trabajo”.

Claro que antes, nada menos que el nacimiento de su nuevo hijo lo llevará a barajar y dar de nuevo.