Apuntan al kirchnerismo como responsable de la violencia en Junín

El intendente Meoni reclamó a Nación por no enviar gendarmes. “Hubo combis de Desarrollo Social que trasladaron gente” para la ‘pueblada’, se denunció. También hubo acusaciones contra Casal que habló de “planificación”

El crimen de la joven Karen Campos, cuya marcha por pedido de Justicia terminó en una batalla campal en Junín, derivó como era de esperar en una serie de acusaciones por responsabilidades cruzadas entre el kirchnerismo, el sciolismo y la oposición. La denuncia más fuerte: que militantes K fogonearon los desmanes.

Como prólogo, mientras el patrullero de la bonaerense aún ardía en medio de la pueblada, repercutieron las quejas del intendente radical Mario Meoni contra la Casa Rosada por no enviar gendarmes a su ciudad. El día después, en un nuevo contragolpe: la ministra de Seguridad, Nilda Garré, lo acusó de “intentar manipular los incidentes ocurridos en su distrito”. Su vice, Sergio Berni, también defendió la decisión oficial pero lanzó una polémica frase: “¿A quién carajo le importa la sensación de inseguridad?”, fue el exabrupto, al ser consultado no sólo por el crimen de la adolescente sino también por el de un joven rugbier en La Plata. Pero enseguida intentó aplacarlo: “Tenemos problemas de seguridad y para eso nos rompemos todo el día el lomo trabajando”. Poco después, el propio Berni anunciaría el despliegue de cerca de tres mil gendarmes pero no a Junín sino a custodiar las líneas de ferrocarriles capitalinas, junto al ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo.

Los dedos acusadores continuaron apuntando en todas las direcciones. El cristinismo provincial renovó sus eternas críticas contra el ministro sciolista de Seguridad, Ricardo Casal; quien, a su vez, afirmó que “acá hay gente que planificó el caos, esto no lo armaron los vecinos”. Aunque evitó señalar sospechosos, atinó a apuntar contra “algún político o grupo político”.

En cambio, no dudó el intendente de Pergamino, Héctor “Cachi” Gutiérrez, otro ex radical K al igual que Meoni, al denunciar que militantes de Kolina habrían fogoneado los destrozos. Agitando el fantasma de la derivación de los saqueos en Bariloche, afirmó que “hubo combis de Desarrollo Social (ministerio a cargo de Alicia Kirchner) que trasladaron gente” en un intento de desestabilización del intendente.

La acusación no es casual. El referente de Kolina en Junín es Gustavo Traverso, un farmacéutico que perdió la última elección por escaso margen con Meoni. “Es un disparate la acusación. Gutiérrez no está en sus cabales”, se defendió el ex candidato ante El Cronista. Si bien admitió que “algún cooperativista pueda haber tirado una piedra”, negó cualquier participación orgánica de la agrupación de la cuñada presidencial.

En paralelo, una decena de bonaerenses le reclamaron una audiencia al gobernador Daniel Scioli para “solucionar el tema de la inseguridad”. Y hablando del mandatario bonaerense: no tuvo un día fácil. De nuevo fue el blanco del kirchnerismo pero desde distintos frentes. Ante el crimen de la joven, el diputado del Movimiento Evita, Leonardo Grosso acusó que “siempre que sucede un cuestionamiento por parte de los vecinos hacia la Bonaerense, lo que primero hace la provincia es ordenar un operativo represivo”. Golpeando la otra mejilla del gobernador, el ministro de Planificación, Julio De Vido, se sumó al coro de críticas de intendentes K por la presencia del ex motonauta en Expoagro. Sin nombrarlo, lo calificó de “hipócrita” al incluirlo entre quienes “se sacan fotos para mostrarse amplios”. El diputado ultra K, Carlos Kunkel, fue más allá: “Hay una evidente parálisis de la gestión (sciolista)”, advirtió.

La oposición pudo criticar por igual a la Rosada y a La Plata, enmarcando los disturbios como parte de la “interna política del Frente para la Victoria”. Desde la UCR parlamentaria reclamaron la presencia de Berni y Garré en el Congreso.