Gandini: “Tocar con Piazzolla era como estar en el escenario con Charlie Parker”
El programa televisivo “Intervista” (Veo Santa Fe) dialogó con el maestro y recorrió la historia de vida de uno de los compositores más importantes de la argentina.
Gerardo Gandini es uno de los compositores más importantes que tiene la música argentina contemporánea. Su obra está integrada tanto por música de cámara como sinfónica y ha compuesto tres importantes óperas. Si bien su formación es de tradición académica y erudita, coqueteo con el jazz, formó parte del último sexteto de Astor Piazzolla y por estos días, deleita a los melómanos con sus post-tangos.
Maestro- ¿Cómo comenzó su relación con la música?
-Exactamente no lo sé, fue más o menos a los nueve años cuando mis padres se dieron cuenta que yo imitaba tocar el piano. Ellos me mandaron a una profesora de barrio, empecé a estudiar piano con ella y no paré hasta ahora. No había nadie en mi familia que se dedicara a la música, es más, no había nadie a los que les gustara la música. Fue una cosa rara.
-¿Por qué eligió el piano?
- Elegí el piano porque a un chico que vivía al lado de mi casa le habían comprado un piano. Yo me empeciné para que me compraran uno hasta que lo conseguí.
-¿Es cierto que a su papá no le cerraba demasiado la idea de que usted se dedique a la música?
-Mi viejo era escribano nacional y quería a toda costa que yo también lo fuera. En esa época si vos no seguías una carrera liberal de ese tipo pensaban que te ibas a morir de hambre, quizás un poco de razón tenía pero no fue mi caso. Me hizo la guerra hasta los 25 años cuando toqué un concierto para piano y orquesta en el Teatro Colón.
-Maestro, usted tuvo la suerte de estudiar con Alberto Ginastera. ¿Cómo fue su relación con aquel memorable compositor?
-Ginastera era un tipo muy generoso. Yo estudié muy poco tiempo con él porque muchas de las cosas ya las sabía, las había aprendido solo. Yo improvisaba mucho con el piano pero no sabía escribir música, ahí fue cuando se me ocurrió estudiar con él. Años después, Ginastera me llevó como ayudante suyo a la Universidad Católica Argentina y cuando se creó el Instituto Di Tella también me llevó como su ayudante. Realmente, era un tipo muy generoso.
-Recorriendo su obra musical, uno se encuentra con que su música se cruzó con grandes textos de nuestra literatura, como es el caso de la ópera “La ciudad ausente” de Ricardo Piglia. ¿Cómo nació esta obra?
-Fue una circunstancia muy especial porque yo había leído todas las obras de Piglia, especialmente su mejor libro: “Respiración Artificial”. Pero me había gustado mucho “La ciudad ausente” y estaba leyéndola por quinta vez en la playa, cuando me encontré con un alumno mío. Él me preguntó: “¿Qué estás haciendo? Y le respondí: “Estoy marcando este libro de Piglia porque yo lo admiro mucho, pero nunca nos pudimos encontrar”. Entonces, mi alumno me propuso participar de una cena en su casa donde iba a poder conocer a Ricardo. Aquel día, luego de cinco minutos de charla con Piglia ya estábamos pensando que teníamos que hacer algo con “La ciudad ausente”. Él pensaba en que teníamos que realizar una instalación, cuestión que a mí no me convencía. Por aquellos años yo estaba en el centro de experimentación del Teatro Colón, sabía que a Sergio Renan, el director, le gustaba mucho la literatura y le dije había conocido a Piglia y teníamos ganas de hacer una ópera con “La ciudad ausente”. A Renan le encantó la idea y me dijo: “Me viene bárbaro para el abono contemporáneo del año que viene, va el día tal de octubre del año que viene. Salí de la reunión y lo llamé a Ricardo y le dije: “Che, tenemos que escribir una ópera con La ciudad ausente porque ya está programada” (Risas). Piglia fue el autor del libreto, que no fue nada fácil, porque un libro como “La ciudad ausente” con tantas historias que se bifurcan en muchos relatos demandaba una buena síntesis. Finalmente, después de mucho trabajo la hicimos, se estrenó y fue una de las óperas argentinas que más repercusiones y éxito tuvo en el Teatro Colón.
-A finales de los 80’, su carrera musical tomó un camino sumamente inesperado cuando fue convocado por el gran Astor Piazzolla.
-Fue totalmente impensado porque hay un punto de inflexión en mi carrera. Yo empecé a hacer una cosa que era marginal, tocar tangos con Piazzolla, y que me gustó. Sobretodo la relación con Astor: tocar con un tipo de semejante calibre. Me marcó como artista no a la música que yo hago, que no tiene nada que ver, que camina por otros senderos. Desde aquel momento comencé a tener una muy buena relación con músicos populares que nunca había tenido. Hoy me resulta mucha más divertida mi relación con los músicos populares que con los clásicos (risas).
- Maestro ¿Recuerda como fue la invitación de Piazzolla?
-Sí, recuerdo que Piazzolla me llamó desde Japón y me dijo: “Gandini quiero que seas mi pianista”. Yo lo había visto una vez en mi vida a Piazzolla, no sabía que llamaba desde Japón y le contesté: “Bueno, tenemos que hablar. Pero, ¿Por qué queres que sea tu pianista si nunca toqué tangos? Y Astor me retrucó: “no importa, vos tenés que ser mi pianista, venite pasado mañana a Tokio”. Por supuesto que no fui, yo no podía ir. Luego de aquella gira, Piazzolla volvió a Buenos Aires y lo internaron para hacer un cuádruple Bypass. Y a los diez días me llamó desde terapia intensiva y me volvió a decir que tenía que ser su pianista. Insistió tanto que al final fui su pianista (risas). Con él conocí un mundo fascinante, viajamos por muchísimos países, hicimos más de cien conciertos en las salas más importantes del mundo. Recuerdo que siempre tocábamos con auditorios llenos: era como tocar con Charlie Parker. Fue fantástico.
-Ese fervor que le devolvía el público, usted nunca lo había percibido ¿No?
-No, es verdad. El tipo de recepción que tiene la música popular buena, que implica una participación del que está escuchando, nunca lo había sentido.
-El año pasado, los santafesinos nos deleitamos con la obra que compuso para la Big Band de la Radio Colonia de Alemania que fue ejecutada por nuestra Santa Fe Jazz Ensamble. ¿Cómo vivió aquella experiencia?
-Todo nació a través de Gabriel De Pedro, que escuchó el disco que habían grabado los alemanes con música mía y me propuso la idea de hacerlo con la Big Band de Santa Fe y se concretó.
-Usted, no conocía a los músicos de la Big Band.
-No, pero te digo que hicieron muy buen papel. Yo pensaba: "Al lado de los alemanes esto que van a tocar...". Pero estuvieron realmente muy bien.