Jugar y jugar. A Lionel Messi lo crearon para eso, para estar cerca de la pelota, para convidarle fútbol al fútbol. Sabe que no está en plenitud física, sabe que los 26 días de inactividad le robaron alguna que otra chispa, sabe que la altura es una suerte de kryptonita para su físico. Pero aún así, el crack quiere estar el martes ante Ecuador, en Quito. Por eso, el cuerpo técnico analiza hacerlo entrar en el segundo tiempo. El deseo es ganar para clasificarse al Mundial del año próximo de Brasil. (Ver aparte) El punto ante Colombia ya es historia. Y no se duerme en los laureles Leo Messi, quien el viernes jugó 35 minutos: entró a los 12 del segundo tiempo por Walter Montillo. Para volver a ser, el genio del Barcelona ayer se entrenó a la par de sus compañeros. Y la rompió en un fútbol reducido informal, ante una defensa conformada por Hugo Campagnaro, José Basanta, y Clemente Rodríguez, quien fue convocado de emergencia.

Como Leo confesó que “no estoy bien”, luego del empate ante Colombia, se especula con que el crack vuelva a ingresar en el complemento. Messi se recupera de un desgarro en el bíceps femoral de la pierna derecha. Y suele sentirse más cómodo jugando las partes finales que en los inicios. Todos quieren que esté, al menos media hora. Desde ya, Messi sentado en el banco de suplentes es demasiado handicap para cualquier rival.

Por si quedaba alguna duda de que Messi quiere participar, ayer le demostró al entrenador que está con todo. Jugó para los suplentes y se entendió con Ezequiel Lavezzi y Ever Banega (podría volver porque ya cumplió la fecha de suspensión). A un toque, se movió rápido, le metió goles de todos los colores a Mariano Andújar y regaló magias. Hasta se dio el lujo de terminar él mismo la práctica. “ ¡Gol, gana!

”, gritó. Y el gol, como era de esperar, lo metió él, con un zurdazo alto, soberbio, casi al ángulo.

Este sabelotodo del balompie quiere jugar, y ayudar a que la Selección corte una racha de 11 años sin ganarle a Ecuador de visitante, por las Eliminatorias. Pero Sabella no hará locuras porque la AFA necesita a Messi para el amistoso con Guatemala, del 14 de este mes. Si el crack juega, pagan más.

“La verdad que no estoy bien, llevo mucho tiempo sin fútbol” , había confesado Leo, en el campo de juego del Monumental. En los vestuarios, maquilló su declaración y dijo que estaba bien. Ayer, más calmo, evitó el contacto con los periodistas. Pero no se aisló de los hinchas. Y se acercó al vallado para autografiar una camiseta del Barsa.

Sabella deberá rearmar el equipo porque Gonzalo Higuaín (expulsado) y Pablo Zabaleta (acumuló dos amarillas) fueron desafectados del plantel por estar suspendidos. Tampoco estarán en el amistoso ante Guatemala. Bajo este contexto, el técnico no vería con malos ojos dibujar un planteo similar al que hizo en La Paz ¿Jugará con línea de cinco defensores en Quito?