Hace dos años, cada una de las 110 familias que recuperan papel, cartón, vidrio y plástico en el relleno sanitario, obtenía $ 600 por mes por la venta de estos materiales. Hoy la ganancia ronda los $ 400, un tercio menos. “El primer año de trabajo (2011) fue muy bueno; el segundo fue bastante malo, con varios tropiezos; y ahora estamos repuntando. En noviembre de 2011 llegamos a obtener $700, pero después ese ingreso fue mermando, cuando en realidad las cosas están más caras”, contextualizó Josefina Morales, presidenta de la Asociación Civil Dignidad y Vida Sana, que nuclea a los recuperadores de basura.

Para explicar este marcado descenso en los ingresos, Morales señaló como causa principal la falta de diferenciación entre los residuos secos y los húmedos. “La basura viene toda mezclada. Anoche (por el lunes) fue día de recolección seca, pero la basura llega mezclada con la húmeda. Si bien un porcentaje importante de la sociedad cumple con la diferenciación, la mínima mezcla de lo seco con lo húmedo perjudica el resto de los materiales”.
Las bolsas que circulaban por la cinta confirmaban sus palabras: había que hacer un esfuerzo por detectar alguna botella plástica, lata o cartón entre la parva de residuos orgánicos y húmedos.

La representante de los recicladores es consciente de que separar la basura en casa implica un cambio cultural profundo. “No se va a lograr de un día para el otro, pero es importante seguir insistiendo. Por eso siempre le pedimos a la Municipalidad que no deje de hacer las campañas y que explique por qué tiene que hacerse la diferenciación. No se trata solamente de facilitar nuestro trabajo, sino que es el bien para todos”.

Inconvenientes

Algunos problemas técnicos que afectaron distintas partes del engranaje entorpecieron el trabajo durante meses y también repercutieron en la baja de los ingresos de los recicladores. El año pasado se rompió el “pulpo”, una pinza gigante que agarra las bolsas de basura y las coloca sobre la cinta transportadora, donde están apostados los recicladores. Durante tres meses, tuvieron que palear para subir las bolsas a la cinta.

Luego hubo otros inconvenientes que trabaron o lentificaron el trabajo diario. “En los últimos meses recuperamos un porcentaje muy bajo de la basura. El mecanismo cuenta con tres ‘chatas’ para ‘colar’ los desechos que no sirven, pero se rompieron dos. Estuvimos trabajando con una sola durante varios meses. Entonces por más que entre mucho material, no podemos sacar demasiado: de 14 camiones que entran con basura diferenciada, sólo podemos aprovechar 5 por el propio mecanismo del sistema”, explicó Morales.
La Asociación Dignidad y Vida Sana logró arreglar una de estas piezas y la Municipalidad se encargará de la otra. “Los que trabajamos con la basura sabemos que tener problemas con las máquinas es algo que siempre va a suceder”, reconoció la mujer.

Otro de los factores que repercutió en la baja de los ingresos es el estancamiento de las ventas de los materiales recuperados. “En este momento estamos vendiendo sólo a un comprador de Paraná. Los precios siguen iguales que el año pasado (Ver cifras). En Rosario pagan mejor, pero no podemos costear un flete para mandar las cosas”, contó Josefina.
Además, no todo el material tiene el mismo valor. Lo que mejor se paga es el plástico cristal (transparente). En cambio, es muy poco lo que cobran por el papel y el cartón, ya que al estar en contacto con la basura pierden calidad.

A días de cumplir 16 años de existencia (el 19 de junio), uno de los principales desafíos de Dignidad y Vida Sana es darle valor agregado al material recuperado. “Pusimos una moledora de vidrio: primero lo tenemos que limpiar y luego picarlo para venderlo a mejor precio. También queremos comprar una trituradora de plástico para picar el material y darle más valor”, concluyó.