Se negó a declarar el encargado acusado de matar a Ángeles

Lo detuvieron en la madrugada de ayer, después del relato de un testigo protegido. La policía científica halló restos biológicos en su automóvil.

 Comenzaron a poner su atención en el encargado Jorge Mangeri cuando no atendió los requerimientos judiciales para que se presentara a declarar como testigo en la causa por el homicidio de Ángeles Rawson. Por eso, la Justicia decidió llevarlo anteanoche con la fuerza pública ante la fiscalía que investiga el crimen, donde confrontaron su declaración con la declaración de un testigo protegido y la de Sergio Opatowski, pareja de la madre de la víctima. Entonces, a raíz de las contradicciones en las que habría incurrido y al hallazgo de material biológico en su automóvil Renault Mégane, la Justicia ordenó su detención como presunto autor material del asesinato de la adolescente de 16 años.

Anoche, el encargado del edificio de Ravignani 2360, en el barrio de Palermo, donde vivía Ángeles, fue indagado por el juez de instrucción Roberto Ponce. Asistido por un defensor oficial, se negó a declarar.

Un fragmento de uña y restos de piel hallados en el baúl de su automóvil fueron parte de los elementos que abonaron las sospechas sobre Mangeri, aunque todavía falta el resultado de los estudios de ADN para determinar si corresponden a la joven asesinada.

A pesar de la detención de este sospechoso, el homicidio de Ángeles, cuyo cuerpo fue hallado el martes pasado en una cinta transportadora de basura en el predio de la Ceamse, en José León Suárez, lejos está de haber sido esclarecido.

Todavía faltan los resultados de una batería de peritajes ordenados por el juez y la fiscal. También se desconocía el móvil del asesinato. Hasta anoche tampoco había sido hallado el celular de la víctima y no se había establecido con certeza cuál fue la escena del asesinato. Aunque los investigadores tenían la seguridad de que Ángeles fue ultimada en el edificio en el que vivía, los detectives no habían logrado establecer en qué lugar del inmueble la mataron.

Durante el allanamiento realizado en las primeras horas de la madrugada de ayer, los peritos de la Unidad Criminalística Móvil de la Policía Federal pusieron su atención en el sótano del edificio. Allí, los técnicos supervisados por el juez Ponce encontraron cabellos y material biológico, por tal motivo presumían que pudo ser la escena del homicidio o el lugar donde el asesino colocó el cuerpo hasta poder sacarlo del edificio sin que ningún vecino lo advirtiera.

La presencia del magistrado en el edificio donde vivía Ángeles y la decisión de comandar el levantamiento de rastros obedecía a un solo motivo, la investigación por el homicidio de la joven ya tenía por lo menos un imputado. No era un detalle menor, cuando la familia de la adolescente radicó la denuncia por la desaparición de la menor, que había sido vista con vida por última vez el lunes por la mañana, el caso recayó en la Fiscalía de Instrucción N° 35. La situación se mantuvo así a pesar del hallazgo del cuerpo, debido a que, según el Código de Procedimiento Penal, el juez puede delegar en los fiscales las investigaciones de las causas con autores desconocidos.

Pero esa situación cambió cuando, en el edificio de Tucumán 966, donde funcionan las fiscalías, con los familiares de Ángeles, el testigo protegido, el encargado Mangeri y la esposa del portero distribuidos en distintas dependencias del inmueble, la fiscal decidió interrumpir la declaración del encargado y leerle sus derechos.

Esa medida marcó el final para una jornada de casi 20 horas que había arrancado anteayer, a las 8, con la declaración de uno de los forenses que tuvo a su cargo la autopsia de Ángeles. El médico aportó precisiones sobre la hora de la muerte de la víctima y ubicó el momento del deceso entre las 11.30 y las 15.30 del lunes.

Con el dato aportado por María Helena Leuzzi, quien sostuvo que vio las llaves de Ángeles en el departamento al día siguiente de su desaparición, cuando la familia la buscaba y con la imagen de la cámara de seguridad de un edificio cercano que mostraba el paso de la joven hacia su casa, minutos después de las 10, los investigadores tuvieron la certeza de que la adolescente nunca salió del edificio de Ravignani 2360.

Entonces, los policías comenzaron a interrogar a los vecinos del edificio para tratar del establecer quiénes estaban en el inmueble en el momento que Ángeles fue asesinada.

Así, las sospechas recayeron sobre el encargado y en Sergio Opatowski, el padrastro de la víctima, quien ya había incurrido en varias contradicciones.

Por tal motivo, tanto Opatowski como Mangeri fueron trasladados de urgencia a la fiscalía para un careo entre ambos y confrontar sus dichos. En tanto, en otro lugar de la fiscalía, los familiares de Ángeles declararon ante los funcionarios del Ministerio Público.

A los investigadores les había llamado la atención la herida que el encargado tenía en el perfil izquierdo de su rostro. Los peritos realizaban una serie de estudios para intentar determinar si la lesión pudo ser provocada por Ángeles al defenderse del ataque. Para tal fin, la fiscal Asaro ordenó realizar estudios de ADN en los restos de piel y cabellos levantados en las uñas de la víctima.

Para entonces, un testigo se presentó en el Ministerio de Seguridad de la Nación y dijo que tenía elementos para aportar a la investigación del homicidio de la adolescente. Cuando lo llevaron a la fiscalía, reveló datos sobre el encargado. Este hombre, de 65 años y con dificultades para caminar, salió del edificio de Tucumán 966 con una campera de la policía que le cubría el rostro.

Algunos detalles aportados por el testigo habrían sido utilizados por la fiscal para interrogar a Mangeri, quien, en el momento de su declaración, mencionó un hecho que lo comprometía. Entonces, la declaración se interrumpió y le comunicaron que quedaba imputado por su presunta vinculación con el homicidio de Ángeles.

En ese momento convocaron a un médico legista para que revisara al imputado y certificara cómo era su estado físico general y si tenía alguna lesión, debido a que quedaba detenido.

Mientras tanto, en otro sector del edificio, la madre, los hermanos, la abuela y el padrastro de la víctima recibieron la autorización para poder retirarse. Se marcharon sin hablar ante los periodistas que los esperaban en la calle rumbo a un lugar que aportó el Ministerio de Seguridad de la Nación para preservar su intimidad.

A las 7, custodiado por la policía, con la herida en su rostro, el encargado fue retirado esposado. Diana, su mujer, dijo que la herida se la hizo la policía y que el miércoles no presentaba esa lesión. Mangeri llegó como testigo y se retiró detenido e imputado por el homicidio de Ángeles. Por la tarde se negó a declarar ante el juez Ponce. Si bien hay un sospechoso preso, todavía quedan muchas incógnitas en este caso. La investigación apenas comenzó.

LOS INDICIOS QUE COMPLICARON AL ENTORNO

Hubo una serie de elementos que llevaron a la Justicia a la necesidad de investigar el entorno de Ángeles Rawson. Entre esos indicios estaba el hecho de que el padrastro había dicho que la adolescente fue vista con vida por última vez en la esquina de Concepción Arenal y Cramer, y que nunca había regresado a su casa. Esa afirmación fue desvirtuada cuando se descubrió que una cámara de seguridad había grabado el momento en que Ángeles regresaba a su casa. Además, una testigo dijo que vio las llaves en su departamento, con lo que se confirmó que llegó a su casa, pero no salió con vida. También se comprobó que no eran ciertos los datos de los llamados del celular de Ángeles y que no existió la carga virtual de $ 50. Esas pistas demoraron la investigación.