\\"Nunca bailes en dos bodas a la vez\\", primera novela de Ulanovsky
"Miriam y Ricardo y Sara y Augusto, en nombre de sus hijos, Mónica Ruth Kloktzman y Pablo Ariel Insidski, invitan a usted y a su familia a su fiesta de casamiento a realizarse el sábado 2 de marzo de 2012 desde las 21 horas" es la tarjeta de invitación que tira la piedra de esta novela ambientada en el ritual que Ulanovsky eligió como escenario para narrar una historia de amor y humor.
"Ambos rasgos dominan esta historia —comenta—. En broma, digo que en el fondo, soy un humorista. Ni en broma me animaría a afirmar que soy un experto en amor. Coincido con la gran Liliana Felipe que se pregunta: «¿Pero qué cosa es el amor?». Hay mil razones por las que uno se enamora y otras tantas para desenamorarse, y de eso pueden dar fe estos dos santos que se casan en mi libro".
La boda de Mónica y Pablo, planeada por sus padres, arranca con un despliegue más que tentador: un menú compuesto por jolodetz de trucha, latkes de zanahoria, milanesitas de lomo con pan rallado de matze y otras tantas delicias gastronómicas; un salón decorado a la altura de las circunstancias y un espectáculo musical a cargo de la Plétzale Song Band dirigida por el organizador de la fiesta, Daniel Wollinski.
Los invitados celebran la unión, bailan, se divierten hasta que ocurre un hecho más que inesperado: Wollinski toma del brazo a la recién casada, sin gran esfuerzo, y escapan juntos. La fiesta continúa hasta que la ausencia de la novia no da para más y así comienza una sucesión de hechos tan divertidos como insólitos.
"Procuré, a partir de mi cuantiosa experiencia de lector y de mi hasta ese momento nula experiencia como novelista, construir un enredo que de tan grande resultara increíble. Y luego trabajé para transformarlo en lo más creíble posible", explica el periodista sobre esta historia que escribió en 2011 pero que venía en su cabeza unos cuantos años antes.
Al son de las nupcias, Ulanovsky narra una red de aventuras y desventuras que transcurren en el marco temporal de lo que habitualmente se extiende un casamiento.
"Calculé que —dice el autor sobre el recurso que utilizó—, entre su raje y su regreso, debían pasar unas seis horas. Relativamente pocas, pero las suficientes como para que en el interior de la fiesta todo empiece a deshilacharse".
"Y —agrega— para que ellos sientan que cumplieron con ciertos objetivos y fantasías. Él, como director de orquesta que anima casamientos, con el sueño de robarse a alguna novia desconocida; ella, que se deja llevar, probar que tenía la libertad interior para hacerlo y que después de todo eso no había sido tan terrible".
Sin proponérselo, Ulanovsky teje una suerte de retrato de la colectividad judía que se refleja en denominaciones, platos, modos de relacionarse, costumbres. "Lo judío participa innegablemente de mis ancestros y figura en esta ficción solo como un modo de pintar un clima y ,en lo posible, propiciar el humor".
"Casi todo es obra de lo que estimula la ficción: la mentira, la exageración, el artificio, el disimulo. Inventé los dichos de un rabino sin haber hablado nunca en profundidad, como inventé comidas que no figuran ni figurarán en el vademécum gastronómico «moishe»", aclara sobre esta novela sin intenciones documentales ni antropológicas.
Esas fiestas de la "cole" que en el imaginario de Ulanovsky son "alegres y excesivas, en especial, por lo mucho que se come", recuerda, tienen la característica de "que muchos vuelven a verse y a cruzarse, a recordar y a proyectar, a mostrarse y a compararse y como dice alguien en la novela: `mejor hacerlo en una fiesta que en un velorio´".
"Si en vez de Ulanovsky me apellidara Ulianotti o Uliantes o Ulanián lo mismo hubiera podido suceder en una fiesta tana, gallega o armenia", señala el autor sobre la elección del rito religioso que en la vida real le viene a la memoria ese esfuerzo por hacer inolvidable el encuentro y que en esta, en cambio, "pasa a la historia por motivos muy inconvenientes".
Lo cierto es que Ulanovsky debuta en la novela pero no en los libros ("soy un periodista, que como parte de su actividad, también escribe libros", dice). "Algunos de los anteriores me llevaron a hacer memoria, que es una especie de hija admitida de la ficción" y piensa en las crónicas del exilio "Seamos felices mientras estamos aquí" que, destaca, "tienen tramos de ficción".
Con Nunca bailes en dos bodas a la vez, Ulanovsky se planta en un nuevo territorio, al que pronto volverá con una nueva ficción "con un toque de intriga política".
Y en esa permanencia que se deseó también se advierte que "lo hace sabiendo que quien todavía aporta los garbanzos de la supervivencia es el que trabaja en radio, el que cada tanto en tele y el que hace libros de investigación, de biografías, de medios".