No será un Wimbledon más el de este 2013. Es que después de 77 años se consagró un tenista británico y el encargado de terminar con la interminable sequía en el All England Club fue Andy Murray.

A partir de la próxima temporada ya no se mencionará el nombre de Fred Perry, quien se quedó con el título en 1936. Será el tiempo de este escocés, quien escribió una de las historias más ricas del deporte al imponerse en la final a Novak Djokovic por 6-4, 7-5 y 6-4.

El desarrollo fue variando constantemente. Murray pegó primero en el set inicial, Djokovic le contestó rápido pero el dos del mundo volvió a quebrar y eso fue suficiente para llevarse el parcial. El serbio estuvo 4-1 en el segundo, aunque no lo supo cerrar y el local se lo dio vuelta para tomar a esa altura una gran ventaja.

El tercero tuvo todavía más idas y vueltas. Andy quebró en el game inicial y parecía que se encaminaba a la victoria, pero el número uno del mundo demostró por qué lo es y se quedó con el servicio de su rival dos veces seguidas. Sin embargo, el escocés volvió a corregir el curso y se fue al último descanso con su saque y el score 5-4...

Rápidamente, el marcador mostró el 40-0. Y, lógicamente, aparecieron los nervios. Djokovic se llevó los próximos cuatro puntos y tuvo dos chances más para quebrar. Y si quebraba... Murray resistió, volvió a generar su oportunidad y esta vez no falló.

Es el segundo Grand Slam en la carrera del tenista británico, que ya había conquistado el año pasado el US Open (ante este mismo rival). Son 18 los triunfos consecutivos sobre césped. Claro, como este, ningún otro...