Preocupación común en las centrales de Caló y Moyano por la derrota electoral
Señales de evidente preocupación, movimientos subterráneos y múltiples especulaciones sobre los tiempos políticos que se vienen. Esa mezcla de sensaciones dominó ayer el clima de la reacción de las diversas vertientes sindicales tras los resultados electorales del domingo.
La conducción de la CGT más cercana al Gobierno, que lidera el metalúrgico Antonio Caló, seguía sin poder digerir lo abultada de la derrota que Sergio Massa le propinó al kirchnerismo en el territorio bonaerense. “Hubo una pérdida mayor a la esperada. No se modifica el cuadro de representación legislativa, pero es el principio para empezar a definir la interna peronista de 2015”, interpretó un referente de la central luego de una charla informal que parte de la cúpula cegetista mantuvo en la tarde de ayer para analizar el resultado electoral.
La primera decisión, en ese marco, fue mantener silencio a la espera de los próximos pasos de la Casa Rosada y evitar cualquier gesto que machaque sobre las fisuras internas, bastante palpables aún antes de las primarias. “No va a haber movimientos bruscos porque la foto de la CGT hoy es la de una organización bastante fracturada”, advirtió otro gremialista.
El dirigente admitió el asombro por el contundente revés del oficialismo en Buenos Aires (“nunca se pensó en un resultado por debajo del 30%, eso era piso-piso” –acotó–), aunque sostuvo que nadie en la central está pensando en una ruptura con el Gobierno. En su opinión, el paso previo es consolidar un proceso de reunificación con la CGT de Hugo Moyano, de manera de hacerse de cierto “paraguas” protector.
Sobre esa misma idea de la unidad giró ayer parte del análisis de los gremios enrolados en el moyanismo, que a la par intentaban asimilar el duro traspié electoral de la jugada política del camionero, quién se presentó en las primarias bonaerenses aliado al Frente por la Libertad y el Trabajo de Francisco De Narváez y terminó en cuarto lugar.
En medio de ese clima de preocupación por el futuro del espacio político propio que apostó a consolidar Moyano, diversas especulaciones deslizaron la posibilidad de un intento de acercamiento del jefe de la CGT opositora al Frente Renovador de Massa a partir de la estrecha relación que tiene su hijo Facundo con el intendente de Tigre. Al respecto, en algunos sectores sindicales descontaban que el camionero buscará tender puentes hacia Massa en los próximos días, aunque formalmente desde el moyanismo insistieron en ratificar la continuidad de su acuerdo con De Narváez, que le permitieron al líder sindical ubicar al dirigente Omar Plaini (canillitas) y a otras dos figuras propias en los primeros diez lugares de la lista partidaria provincial.
Moyano apenas festejó con la victoria de su segundo en la CGT, el dirigente petrolero Guillermo Pereyra, quien se impuso en las primarias en Neuquén. Ambos se reunirán el jueves para fijar la posición oficial de la central sobre los comicios.
Más satisfechos se mostraron, en cambio, los sectores sindicales que jugaron fuerte con el massismo, un amplio abanico que incluyó desde el grupo de “los gordos” de la CGT oficial, el moyanista Alberto Murúa (plásticos), las principales espadas de la central de Luis Barrionuevo, y hasta el dirigente Fabián Alessandrini, de la CTA oficialista de Hugo Yasky. Pese a que su alianza con el intendente de Tigre le valió a los “gordos” duras críticas dentro de la CGT de Caló y la amenaza de una fractura de la entidad, dirigentes de ese sector renovaron ayer la invitación al metalúrgico y a Moyano para encarar el proceso de reunificación del movimiento obrero.