Reiteradas veces se ha asegurado que para perder peso, lo ideal es comer pequeñas porciones varias veces al día. Incluso se puede llegar al difícil momento de tener que administrar una maraña de envases de plásticos de diferentes tamaño para poder repartir nuestras viandas y dejarlas listas para consumir en el trabajo. Sin embargo, no hay evidencias científicas de que comer más veces ayude a adelgazar.
A pesar de lo que sostienen algunos mitos del mundo de la nutrición que indican que este hábito acelera el metabolismo, no hay evidencias de que esto ocurra solo por comer varias veces al día; al menos eso asegura la experta en nutrición deportiva Sonia Ruiz, quien agrega que eso depende exclusivamente de cada persona.
"Cada individuo dispone de ciertos factores que determinan las ingéstas, como sí realiza actividad física o no, su situación hormonal y, por supuesto de su armonía calórica. Es decir, del equilibrio entre lo que come y lo que gasta", dijo la experta al diario El Mundo.
En este sentido, recalca que es más importante qué se come que cuándo. Ruiz añade que "el error es hablar de dieta en vez de vida sana. Para adelgazar no hay que contar el número de comidas, sino combinar una alimentación saludable con el ejercicio físico".
Comer por ansiedad o angustia
La relación entre la comida y la ansiedad es mucho más compleja de lo que parece. Es que cuando una persona intenta bajar de peso, y reduce las calorías de su dieta, empieza a sentir antojos e incluso a obsesionarse por determinados alimentos y, en la mayoría de los casos, comer en pequeñas porciones acrecienta este problema al no alcanzar el estado de saciedad. A esto se lo llama 'hambre emocional'.
Para tratar de encontrar una solución a esta sensación, la experta recomienda averiguar si ese hambre es por necesidad, por placer o ansiedad. Las personas que padecen problemas personales, buscan en la comida una satisfacción, e incrementan fácilmente su número de comidas al día. En este caso, advierte, la comida no debe usarse para calmar la ansiedad.
Otra manera de hacerle frente al hambre emocional es mediante el Mindful eating –alimentación consciente-. Es decir, practicando un tipo de estado meditativo durante las comidas, aprendiendo a entender, disfrutar y masticar los alimentos, de tal forma que deje de suponer una vía de escape para otros problemas. Como dice la experta, "la clave para adelgazar es no imponernos horarios de comida que no se adaptan a nuestro ritmo de vida ya que acabaremos rindiéndonos y retomando las malas costumbres".