A penas hace unos años, la pantalla de la TV argentina contaba con grandes señales dedicadas a la gastronomía, mostrando recetas deliciosas de la mano de grandes cocineros profesionales. A través de Utilísima (que luego se convirtió en Fox Life) y especialmente ElGourmet, estos programas lograron traspasar el clisé de una audiencia de "amas de casa" a una con un espectador trasversal, ganado a base de imágenes que se adentraron en el porn food (esos planos cercanos de comidas deliciosas, fotografías y videos que obligan a salivar delante del plato) y con una calidad nunca antes vista en esta temática.
Pero eso es el pasado: hoy, más allá de programas sueltos en canales generales (como el muy exitoso Cocineros argentinos), la gastronomía televisiva nacional está de capa caída. Utilísima cerró sus puertas a fines de 2014, absorbida por el gigante Fox Life. Y ElGourmet.com, también con cambio de dueños, perdió a sus grandes estrellas. "Extraño los canales dedicados a la gastronomía", admite el cocinero Fernando Trocca. "Veo programas de afuera, hay cosas fantásticas, pero acá no queda nada, es todo enlatado. El único espacio que quedó para la gastronomía son los realities. Y no tengo nada en contra, pero con esa manía argentina de 'le va bien a una cancha de paddle, entonces todos ponemos una', ahora todo es reality, un panel, una competencia, una parodia de sí mismo", afirma. Pero entonces, la pregunta surge obligada: ¿ya nadie quiere ver recetas en la pantalla? ¿El auge de los videos de cocineros y platos dejó de interesar? La respuesta es contundente, avalada por millones y millones de espectadores: las recetas siguen a la orden del día. Sólo que ahora, lo hacen en la pantalla del celular.
"Hay un estudio de la consultora Nielsen en los Estados Unidos, que muestra que, en los últimos seis años, el consumo de televisión en el segmento que va de los 17 a los 34 años cayó un 40%. También cayó en las demás franjas etarias, sólo creció en la de 65 para arriba. Lo veo en primera persona: yo tengo 27 años y desde la adolescencia que ya no miro la TV tradicional, sino la computadora y ahora el celular", cuenta Kevin Chochlac, uno de los creadores de Tastemade en español, la enorme plataforma dedicada a la gastronomía que, desde mediados de 2015, tiene su versión en idioma castellano, y que en apenas 18 meses logró una comunidad en Facebook de más de siete millones de personas.
Los números impresionan. Tasty, el líder mundial en la materia, parte del grupo mediático online Buzzfeed, tiene 84 millones de seguidores en Facebook. Más que Justin Biber. Según Tubular, empresa que analiza videos a través de toda Internet, Tasty ocupa hace ya más de un año el top 7 entre los sitios con videos más vistos (varios meses ocupó el primer puesto). En marzo, por ejemplo, sus videos fueron vistos 1400 millones de veces, entre Facebook, Instagram, YouTube, Twitter, la web oficial y la app propia. Cada video se ve un promedio de 23 millones de veces. ¿Y de qué tratan esos videos? Recetas que duran usualmente un minuto, donde unas manos anónimas muestran un paso a paso de cómo hacer un plato que, siempre, al final se ve absolutamente delicioso. Para esto, utilizan varias cámaras, mucho montaje, slow y fast motion y un cuidado food styling que parece casual: se permite que unas migas caigan fuera del plato o que una piel de pollo se queme apenas de más.
Tastemade es la principal competencia de Tasty, con una comunidad creciente en Facebook de casi 25 millones de personas, y con la singularidad de que, desde hace poco más de un año, cuenta con una edición en castellano, producida en la Argentina y fundada por los mismos jóvenes que están detrás de Locos x el asado (también Tasty tiene una versión en español, llamada Bien Tasty, con 17 millones de seguidores en FB). Tras inaugurar hace dos meses su estudio de grabación propio en Palermo, un enorme espacio con varias cocinas distintas (desde una blanca y profesional a otra hogareña, pasando por una parrilla al aire libre) la versión local de Tastemade apunta a toda Latinoamerica y España, con recetas muy distintas a las que se ven en los Estados Unidos o Japón. Por ejemplo, en las ediciones anglosajonas, exageran con el queso derretido, también la panceta, las salchichas o la pasta de maní. En cambio, en la que se filma en la Argentina el éxito mayor se lo lleva la carne vacuna, también el pollo y son particularmente fuertes los platos a base de arroz.
"Antes, para aprender una receta, tenías que ir a un libro. Los programas de TV tradicionales eran complejos, con recetas difíciles. Nosotros hicimos ese mundo accesible", dice Kevin, un millenial hecho y derecho apasionado por lo que hace. "Hay muchas personas que nunca imaginaron que les podía gustar ver una receta; y de pronto encuentran un video nuestro en sus muros y feeds, que impactan a primera vista, y los evangelizamos. Me gusta creer que gracias a videos como los nuestros, cada vez más gente se anima a cocinar. Que si ponemos una receta exitosa con morrones, ese día más gente compra morrones en el súper y la verdulería."
Un camino de ida y vuelta
Una de las críticas que se les hace a estos videos que se multiplican por Internet (en marzo se sumó el grupo Time Inc., con Well Done, al que define como "una nueva marca social creada para los millones de amantes de la gastronomía, que consumen y comparten videos sobre las últimas tendencias en comidas, noticias, how-tos y recetas a través del ecosistema social") es que se prioriza la receta a una mirada más amplia sobre la gastronomía, la producción y la comercialización de los alimentos. "Pasar del cocinero profesional a una persona que le gusta cocinar es de un reduccionismo espantoso, es pensar a la cocina sólo como una receta", afirma María De Michelis, periodista especializada en gastronomía, que fue directora por más de 10 años de la revista ElGourmet y que acaba de presentar su libro Cartas sobre la mesa, junto con Elizabeth Checa. "Seguro hay mucho por aprender y estudiar. Los programas de cocina en un momento se hicieron muy solemnes, y la solemnidad mata. A su vez, vivimos en una época de vértigo, donde la idea de pertenencia a un grupo prima sobre otros ideales. Hay muchas variables que confluyen en este fenómeno. Si sirve para que más gente se acerque a la cocina, bienvenido sea", dice.
Filmar manos anónimas realizando platos, uno tras otro, todos con ingredientes fáciles de conseguir, sin siquiera una voz que exija atención (para que se pueda ver en una oficina o en el colectivo) tiene otro límite: es difícil diferenciar un canal del otro; todos son lindos, manejan la cámara a la perfección, conocen su mercado, analizan qué tiene éxito y qué no. Por eso, también, están quienes prefieren buscar protagonistas reales, en una vuelta al cocinero. "Nosotros nacimos como una continuación natural de los canales de cocina tradicionales, como un canal con presencia en redes sociales, donde estén los cocineros, donde se pueda hablar de sus vidas reales. Hoy, por ejemplo, casi no filmamos en cocinas, sino en exteriores, en el campo, en el mar, en las montañas. El mundo alrededor de una cocina es mucho más diverso que un set de TV", cuenta Alfred Oliveri, fundador de House of Chef, canal donde figuran cocineros de la talla de Francis Mallmann, Fernando Trocca, Narda Lepes, Germán Martitegui, Mauro Colagreco, Massimo Bottura, Virgilio Martínez y Dario Gualtieri, entre varios más. "Tasty y Tastemade son interesantes, tienen que ver con una fenomenología de lo instantáneo, que se resuelve en 30 segundos. Pero yo prefiero ver series que emocionen, donde las recetas no son las protagonistas. En lo que hacemos nosotros, el plato puede estar presente, pero el video lo trasciende, no es algo que tiene que ver con la utilidad sino con un disfrute espiritual", culmina.
También Tastemade está recuperando la figura de quien cocina, y lo hace a través de lo que llama sus tastemakers, que en algunos casos son cocineros profesionales (como Valentín "Cook" Grimaldi), pero que en otros son aficionados que se hicieron populares a partir de sus propias redes sociales (como Luciano "Laucha" Luchetti de Locos x el Asado o Tefi Russo, creadora de Inutilísimas). "Me tuve que sacar el chip de cocinero de 18 años de experiencia que tenía encima", cuenta Valentín Grimaldi. "Justamente, este mix entre cocineros y aficionados es la fortaleza de Tastemade. Cuando ves en la pantalla a alguien similar a vos, generás empatía. En los videos dejamos errores, porque somos personas, que nos equivocamos. Estamos traduciendo la cocina a nuevas generaciones."
Así, además de las "manos", en Tastemade están lanzando series con un formato más tradicional, con historia, guión y personajes, que duran entre cinco y ocho minutos, y que es el formato que más crece. Algunas son anuales, como Cook & Laucha 2 x1, donde se mezcla la parrilla de Luchetti con la cocina de Grimaldi, otras tienen doce capítulos, como Nómade, que sale cada viernes recorriendo el mundo.
El food tube de Jamie Olivier por YouTube, los Chafe Table o The Mind of a Chef de Netflix, los documentales como Fast Food Nation o Fat, Sick & Nearly Dead. Los instagramers y los youtubers. Los millones de clicks detrás de Tasty, Tastemade y de tantos otros que están naciendo. Nunca antes la gastronomía estuvo tan presente en la pantalla. Lo que cambió es de qué pantalla se trata.