Una de las cosas que llama la atención a los padres primerizos es que sus bebés recién nacidos casi no pestañean, y casi que sólo cierran los ojos cuando se los deja en la cuna para que duerman. La ciencia comprobó que efectivamente lo hacen muchas menos veces que los adultos, y encontró el motivo.
Un estudio de The Annals of Neurology, la revista de la Asociación Americana de Neurología, contó cuántas veces parpadean espontáneamente 269 niños y 179 adultos. Los resultados demostraron que mientras los bebés cierran los ojos menos de dos veces por minuto, los mayores lo hacen hasta quince veces en el mismo periodo.
Las razones se encuentran en la finalidad misma del pestañeo. Este consiste en humedecer el ojo con lágrimas y eliminar cualquier suciedad o partícula de la superficie de la córnea. Y como los bebés pasan buen parte del día durmiendo, necesitan menos protección.
Esto va cambiando a medida que crecen, duermen menos, desarrollan más actividades y por ende la frecuencia del parpadeo aumenta, ya que necesitan lubricar mucho más sus ojos, según publicó El Universal.
Otra teoría marca que como en los niños la capacidad visual está incompleta, se hace un mayor esfuerzo por registrar toda la información visual que hay alrededor.