El estudio incluyó a 1.207 mujeres menores de 50 años que tuvieron cáncer de mama que no se había extendido a otras partes del cuerpo.
La mayoría de las féminas en dicho estudio (57%) tenían un tipo de cáncer en el cual los tumores se ven impulsados por las hormonas sexuales conocidas como estrógenos (ER).
Algunos doctores temían que estas mujeres pudieran enfrentar un mayor riesgo de recurrencia del cáncer si salían embarazadas, debido a cambios hormonales durante la gestación. Durante el estudio, 333 de las mujeres quedaron preñadas.
Después de un seguimiento de 10 años, los investigadores encontraron que no existía "ninguna diferencia" en los índices de recurrencia del cáncer entre quienes habían quedado embarazadas y las que no, según se asegura en un reporte del estudio que fue dado a conocer en el encuentro de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés).
El embarazo también mostró sorpresivos beneficios para las mujeres que habían sobrevivido a tipos de cáncer que tenían un ER negativo. Estas adultas tenían un 42% menos probabilidades de morir que aquéllas que no habían quedado embarazadas.
"Nuestros descubrimientos confirman que el embarazo después de un cáncer de mama no debería temerse, ni siquiera por mujeres que sufrieron tipos de cáncer con un ER positivo", dijo Matteo Lambertini, médico oncólogo que dirigió este estudio en el Instituto Jules Bordet en Bruselas.
"Es posible que el embarazo pudiera ser un factor de protección para pacientes con cáncer de mama del tipo ER negativo, a través de mecanismos de inmunidad u hormonales, pero esto debe investigarse más", agregó.
El cáncer de mama es el más común en mujeres que están en edad de procrear. Alrededor de la mitad de las adultas jóvenes a las que se les ha diagnosticado recientemente un cáncer de mama se muestran interesadas en tener hijos, pero las investigaciones demuestran que menos de 10% de ellas quedan embarazadas después de haber recibido tratamiento para combatir la enfermedad.