Difícil es lidiar con esas personas que tienen alma de correveydile (por no decir, lisa y llanamente, de botón). Es una disposición afectiva con la que es muy difícil empatizar: el que te contesta mal, y bueno, cualquiera tiene un mal día, o el que se olvida de todo, sabés que no tiene mala intención. Pero el correveydile hace un esfuerzo extra, le dedica tiempo de su vida solamente a hacerte quedar mal. Los mails laborales han hecho que sea muy pero muy fácil detectar a estos seres, pero también les han otorgado una cantidad de poder peligrosa.
¿Confrontarlos es una solución? Honestamente no, y esto basado en su perfíl psicológico: si le decís algo te va a decir "yo no hago nada, solamente hago mi trabajo, no tengo que andar cubriéndote las espaldas" (cuando vos claramente no le estás pidiendo que te cubra en nada, solo que no ande todo el tiempo aclarando de más para hacerte quedar mal), y hasta capaz se ponga en un lugar de víctima, "ay, yo trato de hacer bien mi trabajo y encima me hacen bullying".
¿Cómo actuar? Aca algunas sugerencias:
- La primera, no hacer nada y no hacerse la cabeza. Los jefes son menos ingenuos de lo que uno piensa y muchas veces estas personas se pisan solas. La conducta del correveydile delata una falta total de empatía, y aunque eso les permite ser tiburones competitivos también demuestra una carencia de habilidades blandas, de don de gentes, de capacidad de percibir lo que los demás dicen y lo que quieren. No digo que pase siempre, pero estas personas con sus actitudes hostiles a veces se cavan sus propias tumbas y uno se pasó meses pensando "y con esto qué hago".
- La segunda: contestar los mails que manda con una efusividad exagerada (esta te digo que es tried and true, no sé si es para cualquier caso pero alguna vez me ha funcionado de maravillas). "¡Gracias por tus valiosas correcciones! Sigamos haciendo un gran trabajo", cosas así. Tal vez no pasa nada pero muchas veces el tono afectuoso en la respuesta a un mail que era claramente un ataque descoloca y ella solita deja de mandar esos mails. Estrategia Marilyn Monroe: siempre que una no sabe qué hacer, debe hacerse la tonta.
- La tercera, dependiendo de la empresa puede funcionar: proponer en la próxima reunión que no copien a los jefes en cada detalle, porque eso nivel de micromanagement les hace perder el tiempo y los distrae. En empresas que están atentas a agilizar procesos les puede llegar a parecer razonable, y seguro que al jefe de ustedes le da fiaca recibir todos esos mails. Además, incluso si ella los sigue mandando, a partir de entonces la que está en falta es esa persona. Incluso, si lo vuelve a hacer, te podés dar el lujo de mandar un "¡Gracias por tus valiosas correcciones! Me parece que no es necesario que copiemos al jefe en este mail dados los últimos lineamientos pero mil gracias igual".