El embarazo es sin dudas una de las etapas más deseadas y esperada por las mujeres, se trata de un vínculo único entre madre y bebé que se convierten en uno solo durante nueve meses. El cuidado del feto durante este período es fundamental; ahora bien, qué hay de mito y realidad cuando de consumo de alcohol se trata. La teoría de que pequeñas dosis de vino no causan daño alguno al bebé es derribada por especialistas en el tema, quienes alertan de los peligro de esta conducta.
Un estudio publicado JAMA Pediatrics encontró que el consumo de alcohol durante cualquier momento del embarazo de una mujer, sea la cantidad que sea, puede causar diferencias anatómicas en la forma craneofacial de un niño, incluso aunque el niño no ha sido diagnosticado con el trastorno del espectro alcohólico fetal(TEAF) o el síndrome de alcoholismo fetal (SAF), ambas patologías relacionadas con trastornos cognitivos y anomalías faciales como ojos pequeños, labios superiores delgados y una filtrum liso (la pequeña ranura entre la base de la nariz y el labio superior).
La bebidas alcohólicas son sumamente tóxicas para el bebé durante los nueve meses de gestación ya que llegan directamente al feto mediante el torrente sanguíneo lo que puede derivar en diversos y peligrosos trastornos. Los TEAF se asocian a un amplio abanico de problemas físicos, cognitivos y de comportamiento, como retrasos en el crecimiento y el desarrollo, anomalías faciales y disfunciones cerebrales.
Otro estudio realizado y publicado por especialista de la OMS detalló que se estima que una de cada 67 embarazadas que consumen alcohol darán a luz a un niño con síndrome alcohólico fetal, lo que se traduce en unos 119.000 niños que nacen cada año a nivel mundial. Otra cifras destacadas son que, una de cada 10 mujeres como promedio consume alcohol durante el embarazo, y el 20% de estas mujeres bebe compulsivamente, lo que significa que consumen cuatro bebidas alcohólicas o más en cada ocasión.
Los especialistas afirmaron que beber de más es una causa directa de síndrome alcohólico fetal o TEAF. Estas conclusiones resultan alarmantes, debido a que la mitad de los embarazos en los países desarrollados y más del 80% en los países en desarrollo, generalmente no son planeados. Esto significa que muchas mujeres no se dan cuenta de que están embarazadas durante las primeras fases de la gestación y siguen bebiendo.
"Antes de realizar el estudio sabíamos que no todas las embarazadas que beben alcohol dan a luz a un niño con el síndrome, ya que cada mujer bebé distintas cantidades de alcohol y cada mujer y cada feto tiene una capacidad diferente para metabolizar el alcohol, además de otros muchos factores que pueden influir en su vulnerabilidad, pero de todas formas, los resultados nos asombraron", aseguró Svetlana Popova, líder del proyecto y doctora experimentada del Centro de Toxicomanía y Salud Mental (CAMH) a la OMS.
Este proyecto funcionó como un antes y un después en relación a las estadísticas que manejan los países en materia de trastornos de TEAF. Actualmente varios países utilizan estos datos para poder desarrollar prevenciones correspondientes como también asistir a quienes sufren esta patologías.
"Los cinco países con la mayor prevalencia de consumo de alcohol durante el embarazo eran Irlanda (60%), Belarús (47%), Dinamarca (46%), el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (41%) y la Federación de Rusia (37%), todos ellos de la Región de Europa de la OMS. La prevalencia más baja se observó en la Región del Mediterráneo Oriental, donde la mayoría de las personas, incluidas por supuesto las embarazadas, son abstemias debido a sus creencias religiosas. En general, constatamos que el consumo del alcohol durante el embarazo es común en muchos países y que el síndrome alcohólico fetal es un defecto congénito relativamente prevalente", agregó Popova.