Hace unos días, los programas de televisión dedicados al espectáculo pusieron el foco en una revelación de la actriz Florencia Peña: después de que salieran a la luz una serie de mensajes de whatsapp donde se deja entrever una relación entre su pareja y otra mujer, Peña blanqueó la situación y dijo que era una situación consensuada.
A partir de ese momento, surgió el concepto de "poliamor", la palabra que apareció en todos lados y se debatió entre parejas y grupos de amigos.
Las preguntas cruciales rondaron la incógnita de no saber si el ser humano está preparado para "compartir" a su pareja, y si la fidelidad y los celos son una construcción cultural a la cual las personas se acostumbraron. Para echar luz a estas cuestiones, LT10 se comunicó con Sebastián Girona, psicólogo especialista en vínculos.
El especialista explicó que "conocemos la pareja clásica y eso tiene que ver con un ordenamiento cultural donde estamos programados desde hace miles de años". Por esta razón, todos los seres humanos tienen ciertos rasgos de posesividad o territorialidad -sin llegar al extremo patológico-, que choca con estas nuevas formas de relacionarse.
"En un aspecto muy primitivo, también se entiende el poliamor porque es una cuestión de pensar solamente al deseo como una cuestión primaria que puede estar relacionada con distintas personas", dijo Girona, diferenciando entre el deseo y el amor. "Muchas veces lo ideal es que se conjuguen esas dos sensaciones en una misma persona pero a veces eso no ocurre, y entonces desde ahí se puede explicar este fenómeno".
Mientras el anhelo de las personas con respecto al amor es que "sea para toda la vida", el escritor sostiene que "deseo es algo más efímero", y, mientras el primero "enaltece al otro", el deseo lo degrada. En toda relacióm debe haber un componente de ternura y otro erótico, indica.
Si bien es una tendencia que está pisando fuerte en las relaciones humanas, Girona explica que esta lógica no es recomendable para personas que sean inseguras o tengan la autoestima dañada, o parejas en crisis, porque "siempre va a tener un impacto en la autoestima, aunque sea consensuado".
"Creo que la pareja clásica ha reinado en exclusividad. Para mí, esa pareja no va a desaparecer pero no va a ser tan exclusiva como lo fue siempre: va a tener que empezar a convivir con distintas formas que, por más que en algunos aspectos pueda resultar chocante, a algunas personas les sirve. En ese sentido, se van a pluralizar las opciones a la hora de generar un vínculo sentimental", destacó.