No eran buenas las noticias en el día de ayer sobre la realidad de Villa Minetti, una comuna del departamento 9 de Julio ubicada en el norte provincial a 425 km de la ciudad de Santa Fe.
Hace unas semanas era una constante ver a los vecinos mirar para arriba. El deseo de todos era el mismo y se unificaba con el de otras localidades: que deje de llover en el norte provincial y que deje de entrar agua desde el Oeste al pueblo. En caso que eso pasara la defensa no iba a aguantar y el agua iba a entrar al casco urbano.
Desde el 18 de diciembre la localidad está recibiendo agua de otros lados. El flujo fue constante y, hasta ayer por la tarde noche se trabajó sobre la defensa que terminó cediendo y el agua entró a la comuna y por estas horas seis de cada diez viviendas están inundadas.
“Estamos viviendo una catástrofe y estamos totalmente colapsados”, explica Rosana una habitante de Villa Minetti que es comuna desde 1940. Además agregó que si bien era algo que se estaba esperando las últimas lluvias complicaron la situación.
En una lluvia, lo de todo un año
Como si no fuera complicada la situación de la defensa por el agua que ingresa del Oeste, entre el domingo y el lunes llovieron en la zona más de 170 mm. Esto hizo que el pueblo quede totalmente inundado y, debido al constante flujo del agua por la zona el escurrimiento es casi nulo en el lugar. A eso se le sumó más agua en la zona de la defensa y el terraplen sobre el que pasa el ferrocarril Belgrano terminó cediendo provocando el ingreso de las aguas por el oeste que le se sumaron a la que estaba estancada tras la lluvia.
Imágenes y videos de los lugareños muestran a una localidad totalmente colapsada por el ingreso del agua. Se estima que más de 130 evacuados que se encuentran en diferentes lugares pero mayoritariamente en el Salón de usos múltiples de la ciudad mientras se lanzan alertas sobre posibles enfermedades y a la vez se organizan los pedidos de ropa y comida para ayudar a los habitantes que tuvieron que dejar sus viviendas.
“Nos fuimos de casa. Nunca pensé íbamos a tener que irnos, explica Néstor un hombre de 34 años que lleva su perro en brazos camino a la zona seca y agrega: “dejamos todas nuestras pertenencias y trajimos lo que pudimos. Está todo bajo agua y no se que podremos recuperar tras la bajante.
Las imágenes son desoladoras y tienen la marca característica del exilio. Del irse del hogar. De dejar todo y marcharse ante lo inevitable. Ahora viene la segunda parte, la más complicada. La de espera la bajante y ver que es lo que quedó y cómo quedo. A veces la realidad sorprende. En este caso lo hace de la peor manera.