La justicia de Nicaragua acusó formalmente a Juan Darthés por “violación agravada por el vínculo de confianza” tras la denuncia realizada por Thelma Fardin y emitió una orden de captura internacional para el actor. A raíz de esta decisión, las abogadas de la actriz emitieron un comunicado en el que hablan de este caso como algo “excepcional” y enfatizan la necesidad de construir un sistema que apoye a la víctima en lugar de revictimizarla.
“Hoy estamos más cerca de la justicia. En la investigación que se llevó a cabo a partir de la denuncia de Thelma Fardin se concluyó que, aunque hubieran pasado 10 años, las huellas que dejó aquel ataque brutal sobre el cuerpo y la psiquis de Thelma fueron de tal contundencia que existe prueba suficiente para avanzar en la persecución penal contra Juan Rafael Pacífico Dabul –conocido como Juan Darthés- por el delito de violación”, comienza el escrito publicado y firmado por Sabrina Cartabia y Eilyn Margarita Cruz.
Recalcaron la valentía que Thelma para hacer la denuncia y sostuvieron que “se trata de un caso excepcional, ya que el 98 por ciento de las denuncias por violación no prosperan, mientas que solo el 1 por ciento obtiene una condena”.
“Aun conociendo las bajas probabilidades de justicia, Thelma denunció: viajó a Nicaragua, realizó la denuncia penal, puso su cuerpo, su psiquis para las pericias, tuvo el valor de hablar públicamente y la sociedad la apoyó”, escribieron donde además enfatizaron el apoyo de los ministerios públicos fiscales tanto de Argentina como de Nicaragua para cooperar e investigar los hechos ocurridos.
“Romper el silencio tiene consecuencias negativas para quienes denuncian. Aun cuando se sometan a todo lo que se les exige, son severamente juzgadas, revictimizadas y quedan afuera del sistema de justicia”, criticaron.
En el escrito, las abogadas consideraron que “el problema es sistemático” y enumeraron: “El poder judicial no contempla los tiempos de las víctimas, ni el peso del trauma. Tampoco ha desarrollado estándares de pruebas para investigar violaciones que, en la mayoría de los casos, se dan sin testigos presenciales y con un contexto que desfavorece el hablar y denunciar. Se condena a las víctimas al silencio y la vergüenza y se garantiza la impunidad para los atacantes”.
“La denuncia de Thelma se transformó en un reclamo colectivo que visibiliza nuestras experiencias de violencia. El caso de Thelma no es el único ni es excepcional. Ella es una más de la miles de niñas, mujeres y adolescentes en Argentina, Nicaragua y otros países de la región que sobreviven a la violencia sexual. Su valentía sostenida por un amplio colectivo de mujeres, impulso a muchas otras personas a exigir que la impunidad, la crueldad del silencio y la soledad dejen de ser parte de la vida diaria”.
El camino institucional actual que proponen nuestras sociedades frente a la violencia sexual es la intervención del sistema penal, con los enumerarles fracasos que hemos señalado. Necesitamos seguir construyendo una justicia feminista, respetuosa de los derechos humanos. Necesitamos que los funcionarios se especialicen en este trabajo de perspectivas de género y se sensibilicen al momento de entender este tipo de casos. Necesitamos mecanismos que permitan llegar a la verdad y que desarrollen formas de reparación afectivas para que, quienes hayan pasado por esta clase de acontecimientos, puedan sentirse reconocidas, acompañadas, en lugar de juzgadas y estigmatizadas”.