Más allá de todos los escándalos mediáticos que tuvo en las últimas semanas, hay uno en particular que consterna y persigue a Cinthia Fernández hace años. La bailarina manifestó en varias ocasiones que es nieta de Horacio Guarany y en estos días esa polémica reapareció en escena.
Si bien salió a hablar un amigo del cantante para desmentir el hecho, ahora se le sumó la palabra del hijo de artista quien, en diálogo con " Los Ángeles de la Mañana", se mostró predispuesto a ayudar a la mediática para aclarar de una vez por todas esta gran duda.
"Cualquier persona que tenga una duda sobre su identidad, creemos que tiene derecho a hacerse un (examen de) ADN. Si ella quiere, no hay ningún problema en que se exhuma el cuerpo de mi padre y que se haga lo que se tenga que hacer. Es la única forma de quitarle la duda y terminar con este tema porque es importante el nombre de Horacio Guarany para el mundo de nuestra cultura", manifestó Horacio.
Con respecto al conocimiento de su padre sobre la existencia de otra hija, advirtió: "No tengo idea. Yo era muy chico y él no contaba nada. Yo era el hijo, no su amigo compinche. La duda no se la va a poder sacar mientras no hagan lo que tienen que hacer. Solo lo va a resolver un ADN. La única que sabe es la madre, el hombre tiene una aventura y quizá ni sabe que tuvo un hijo".
"No sé cómo son los pasos a seguir, pero pongo a mi abogado a disposición para cualquier duda. Creo que tienen que pedirlo y hacer algo post mortem. Si me necesitan yo estoy dispuesto a hacerme el estudio también. Somos todos grandes y cada uno tiene su opinión. Quiero darle mis respetos porque no comparto lo que han dicho. No me gusta cuando destratan a una mujer. Se puede discutir, pero con altura", sostuvo.
Por último, señaló: "Como hijo estuve muchos años con él y él no sabía lo que era la fama. Él nunca quiso ser famoso sino un hombre popular", explicó tras recordar cómo fueron sus años de exilio en España. Y concluyó: "Lo amenazaban con que iban a matar a sus hijos. Estuvimos casi un año y medio con bombas y amenazas hasta que nos fuimos a España hasta fines del '78. Sólo el que lo vive sabe lo que es. Es lo más duro que le puede pasar a un ser humano, se lo arranca de sus raíces y sus creencias".