Según la encuesta EIL, realizada mensualmente por el Ministerio de Trabajo, en la comparativa anual de abril el trabajo formal sufrió una pérdida del 3,1%, mientras la estimación interanual de marzo representó una caída de un 3%.
Si bien el Gobierno lanzó un paquete de ayuda financiera, sumado a la prohibición de los despedidos, no fue suficiente para contener a las empresas ante la crisis provocada por la pandemia de Covid-19. No obstante, las medidas funcionaron en términos de atenuar la destrucción del trabajo formal: aunque la caída del 3.1% del empleo privado formal ha sido la más abrupta desde 2002, se sostienen cifras similares a marzo período en el que, a mediados de mes, tuvo inicio el aislamiento obligatorio.
Mientras en abril sólo el 43% de la economía del país se encontraba activa, la pérdida de empleo casi se equipara a la del mes anterior. La prohibición de los despidos y el salario complementario otorgado por la Anses en abril fueron medidas que, según los especialistas, evitaron que el panorama se torne más caótico.
La comparativa interanual para el mes de marzo revela la pérdida de 196.000 empleos privados, cuando para abril se calcula una merma de 200.000 puestos de trabajo. El descenso interanual en un 3,1% que arrojó la encuesta EIL es reflejo de una de las caídas más altas desde 2002 en el empleo privado.
Fuentes oficiales del Centro De Capacitación y Estudios sobre trabajo y Desarrollo (CETyD) estiman que alrededor de 450.000 trabajadores fueron suspendidos durante el mes de abril. La encuesta EIL puso en manifiesto que las empresas resolvieron adoptar las suspensiones como salida a las dificultades presentadas para abonar el total de los salarios.