Hacer un compost otoñal en un rincón del jardín o en un cajón de madera es muy sencillo.
Colocamos allí una capa de no más de 3 centímetros de hojas secas con un poco de pasto cortado, mezcladas algunas de manera vertical y otras horizontal (eso facilita la comunicación de microorganismos, gases y agua).
Luego ponemos otra capa similar pero de material húmedo (restos de verduras, frutas, cáscaras de papa, etcétera), vamos alternando otra capa seca, otra húmeda y así...
Cada dos meses tendremos que ir removiendo la pila para mezclar los materiales, procurando llevar a aquellos que estaban más en la superficie hacia el interior de la misma. Los microorganismos degradarán estos deshechos a moléculas simples, haciéndolas accesibles a las raíces de las plantas.
Con este valioso humus, en cuatro meses podremos nutrir muy bien la tierra de árboles y arbustos.