No existe la historia de la casualidad permanente, porque no existe la casualidad permanente. El lunes 23 de marzo de las tres y media de la tarde, las tres unidades carcelarias más importantes de la provincia de Santa Fe, Las Flores en la ciudad de Santa Fe, con casi 1200 presos (capacidad para 1.100); Coronda con casi 1800 presos (capacidad para 1.456), y Piñero con 2093 presos alojados (capacidad para 1452), se amotinaron simultáneamente.
Simultáneamente, todas en el mismo momento. Luego de varias horas, en Las Flores terminó con cuatro presos asesinados, otro interno fue asesinado en Coronda, y en Piñero, las autoridades frustraron el intento rápidamente. Pero, el diseño de generar una conmoción total en toda la provincia y en el Servicio Penitenciario provincial, no pasó desapercibido. De nuevo, no existe la historia de la casualidad permanente.
Pensado y ejecutado
Aquel suceso ocurrido en marzo de 2020 en las cárceles santafesinas fue contemporáneo con el aislamiento social, preventivo y obligatorio que impuso mediante un decreto de Necesidad y Urgencia el Gobierno Nacional a partir de la cero hora del viernes 20 de marzo. La repercusión en la vida social se hizo sentir rápidamente, más aún, en el caso de las personas privadas de su libertad en las cárceles. Ese lunes siguiente se produjeron los hechos narrados. No hubo improvisación, sino todo lo contrario, ese -hoy ya sin dudas- fue un plan armado, previsto y ejecutado. Y las consecuencias fueron nefastas.
Abordaje
En esta serie de entregas de todos los fines de semana, la cuestión carcelaria es abordada desde el principio. Porque los hechos son los que le dan entidad a los sucesos que se convierten en noticias y tienen repercusión en la opinión pública. Fugas en comisarías, sobrepoblación carcelaria y fenómenos afines, fueron abordados en estos meses. Por eso el capítulo referido a las personas privadas de su libertad, tuvo en lo que va del año dos notas de análisis de la compleja temática, el primer caso fue el 6 de marzo ¿Cuáles son las razones por las que seguiremos teniendo fugas en la comisaría?, y en la segunda (ahora casi con carácter de profecía autocumplida) el 21 de mayo: Sobrepoblación carcelaria: una crisis agravada por la pandemia.
Casualidad y causalidad
El preámbulo anterior tiene por objeto no el cultivo de la vanidad como recurso, ni la posición autorreferencial como estilo. Se trata más bien de cuestiones racionales expuestas oportunamente para entender fenómenos que ocurren en la realidad como consecuencia de la NO resolución en el tiempo de cuestiones urgentes como en las que se juegan la vida de 11 mil santafesinos: 7 mil presos y 4 mil penitenciarios, en todas y en cada una de las unidades penitenciarias santafesinas que existen a lo largo y a lo ancho de la provincia, ya que se trata de seres humanos involucrados en una situación explosiva. Los sucesos ocurridos en la cárcel de Piñero el último fin de semana, son la muestra más acabada de un problema irresuelto que crece con el paso de los días, pero la ocurrencia de esto último se parece mucho a la copa del árbol, mientras que sus hundidas raíces hay que ir a buscarlas en el mes de marzo de 2020. Esta última hipótesis, es el trabajo al que se apuesta en esta nota.
Antecedentes históricos irrefutables
El caso de la sobrepoblación carcelaria y la violencia intramuros que sucede sin solución de continuidad en las penitenciarias santafesinas, no se exacerban al exponerlos públicamente, sino que solo lo dimensiona la naturaleza del problema y advierte sobre las consecuencias para cuando sucede su estallido. Siempre, las cuestiones que ocurren en los intramuros de la cárcel tienen consecuencias políticas irreversibles cuando no se las soluciona. Así durante una toma de rehenes el lunes 16 de agosto de 1999 en la Unidad II cárcel de Las Flores en la ciudad de Santa Fe, tuvo como víctima de un crimen al suboficial penitenciario Marcos Sánchez, el que fue asesinado por Facundo Castro y Mario Salinas, éste a su vez, asesinado en 2009 en el barrio El Gran Chaparral de la ciudad de Santo Tomé. O bien, el sangriento motín de la cárcel de Coronda, ocurrido a partir del sábado 15 de marzo de 2003 o la Masacre de Coronda, el motín carcelario más sanguinario de toda la historia carcelaria de la provincia de Santa Fe, 14 presos asesinados, dos de ellos, fueron completamente quemados.
Análisis histórico
Pero hasta 2005, la cantidad de presos en toda la provincia de Santa Fe, apenas sobrepasaba los 2 mil, y de ninguna manera existía la crueldad del narcotráfico expuesta en todas sus acciones, y con el baño de sangre que dejaron a su paso en solamente 16 años. Hasta el año 2014, cuando se instrumentó el nuevo sistema penal (Ministerio Público de la Acusación y Servicio Público provincial de la Defensa Penal), la cantidad de condenados y procesados, era apenas superior a los 3 mil 200 internos. Hasta ese momento, las situaciones intramuros eran relativamente manejables, pero se insinuaban nuevos vientos y más violentos: el 8 de septiembre de 2012 es asesinado el Fantasma Martín Paz en avenida 27 de febrero y calle Entre Ríos de Rosario. El domingo 26 de mayo de 2013, es asesinado a tiros el Pájaro Cantero, líder de la banda narco rosarina Los Monos, a la salida del boliche bailable Infinity Night en Villa Gobernador Gálvez. La consecuencia inmediata fue que Rosario se tiñó de sangre, y los asesinatos crecieron exponencialmente.
Deducciones desnudas
Desde 2013, con la guerra narco desatada que tuvo a los asesinatos como venganza de uno y otro bando en pugna, y con el nuevo sistema penal en marcha a comienzos de 2014, la cantidad de personas aprehendidas y enviadas primero a las comisarías y luego a la cárceles creció exponencialmente. Año a año, a pesar de nuevas obras de ampliación en las penitenciarías, la necesidad para alojar a cientos de nuevos presos supera ampliamente la posibilidad de alojamiento. Así se llegó a marzo de 2020, con tres intentos de motines, el mismo día a la misma hora, lunes 23 de marzo a las 15,30: Las Flores, Coronda y Piñero. En la primera hubo cuatro muertos, en la segunda solo uno, y en la tercera y más poblada, solo fue un intento frustrado por los penitenciarios. El armado de los tres motines no fue un intento en vano. Dejó su huella, porque alguien imaginó su realización como una absoluta demostración de poder. Y, probablemente, ese mismo alguien esté detrás de los muy cruentos sucesos ocurridos hace una semana en la cárcel de Piñero.
Una cuestión de actitud
Los pequeños detalles en las grandes investigaciones suelen ser para los mejores pesquisas, la materia prima de su trabajo. Esas nimiedades, casi invisibles, son datos esenciales y reveladores de la personalidad del autor intelectual de una obra de arte o de un crimen. Son las cosas que los dejan expuestos y completamente desnudos. Los calígrafos, sostienen que una firma personal, es una vida entera explícita en apenas unos cuantos trazos marcados en un papel como un garabato. Los analistas de inteligencia y los perfiladores criminales, recurren siempre a todos los símbolos, algunos son casi invisibles, que puedan llevarlos a desentrañar un crimen. Tal vez, en este caso, si piensan que el autor de los motines de marzo de 2020 y la fuga de 8 presos del último domingo del mes de junio de 2021 en la cárcel de Piñero son la misma persona, puedan tener un norte seguro como derrotero para llegar al culpable.