Un itinerario imaginario cuyas coordenadas se trazan en el mapa de la ciudad de Buenos Aires alberga una inmensa cantidad de obras del artista rosarino Antonio Berni (1905-1981), que a 40 años de su muerte demuestran su vigencia y recorren sus diferentes períodos, soportes y fechas, desde la pintura "Pesadilla de los injustos" en el Museo Nacional de Bellas Artes hasta la emblemática "Manifestación" en Malba o "Domingo en la chacra" en Colección Fortabat, entre otros espacios culturales.
El circuito quimérico pero tangible podría comenzar en el Malba (Figueroa Alcorta 3415), que exhibe tal vez una de las emblemáticas obras del artista, “Manifestación (1934), fundacional del Nuevo Realismo, un temple sobre arpillera que el propio Berni llamaba familiarmente como “La huelga” y que resume las múltiples búsquedas artísticas, una suerte de pintura mural “transportable” con un grupo de inmigrantes, pobres y desocupados, entre la rabia y la melancolía, que reclaman pan y trabajo, siempre de estremecedora actualidad.
“'Manifestación' -al igual que 'Desocupados' y 'Chacareros'- muestra su compromiso y su militancia diaria, especialmente agitado por la llegada de David Alfaro Siqueiros a la Argentina, en esos años 30 tan agitados y conflictivos a nivel mundial. Y presenta muy bien a este Berni que viene de experimentar con el surrealismo hasta que asume ese compromiso, expresado en esos rostros que generó inspirado en fotografías de indigentes que aparecían en la prensa. Y desde el lenguaje moderno, la pieza se enmarca en estos grandes murales portátiles”, explica a Télam María Amalia García, curadora en jefe del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires.
Justamente, en su 20 aniversario, el museo fundado por Eduardo Costantini se prepara para lanzar el próximo 21 de octubre la plataforma online “Manifestación en foco”, que propone un diálogo entre presente y pasado a través de una investigación profunda sobre los aspectos materiales, históricos y culturales de la obra que da título al sitio digital, para analizar su impacto en la cultura argentina, a través de testimonios, fotografías de época, correspondencias y publicaciones.
“Yo no concibo el arte sino como acción y testimonio", decía en vida este artista de un permanente compromiso con las problemáticas sociales y políticas de su tiempo, creador además de personajes emblemáticos como Juanito Laguna y Ramona Montiel, dos icónicos personajes -el niño de la villa y la muchachita corrompida al llegar a la ciudad- convertidos en leyendas populares y a quienes les han dedicado canciones compositores como Astor Piazzola, Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanqui.
“Antonio Berni tiene una sala entera prácticamente dedicada a él. Y es el artista mejor representado en la colección, en cantidad de obras y porque están todas sus etapas, desde el surrealismo en ‘Susana y el viejo’, el Nuevo Realismo en ‘Manifestación’, el quiebre que genera con la incorporación de nuevos materiales en la pintura, en ‘La gran tentación’, la serie de los monstruos como ‘El pájaro amenazador’, de los años 70, y el mural Americanista, el único fresco buono de temática indigenista que se conserva”, añade la curadora.
Todos los Berni: a 40 años de su muerte, un recorrido por sus obras exhibidas en Buenos Aires Foto: Camila Godoy
Si bien hay más obras guardadas en trastienda, actualmente se pueden visitar en el Malba -además de “Manifestación”- “La gran tentación” (1962), “La mujer del sweater rojo” (1935) (un retrato melancólico de Nina Terré, entrañable amiga del artista y de su esposa, Paule Cazenave, durante los años transcurridos en Rosario), “Juanito dormido” – de la serie "Juanito Laguna" (1978), “Padre y madre de Ramona” y el “Mercado del altiplano” (1931) o mural americanista, realizado luego de diversos viajes al Noroeste Argentino, para estudiar las tipologías de las culturas coloniales y precolombinas en Latinoamérica.
También llamado “Mercado colla”, el inmenso trabajo exalta la etnia americana y mestiza colla como arquetipo del Norte Argentino, pero también del norte chileno, Perú y Bolivia, a la vez que rescata su cultura, su forma de vida, sus vestimentas coloridas, sus labores y su forma de comercio en su entorno geográfico: el paisaje árido de montañas del altiplano de la Puna y el poblado de arquitectura colonial-española.
Si bien el Museo Nacional de Bellas Artes (en Avenida del Libertador 1473) posee destacadísimas obras de Berni, actualmente solo dos se encuentran desplegadas en sala: la monumental “Pesadilla de los injustos. La conspiración del mundo de Juanito Laguna trastorna el sueño de los injustos” (1961) una pieza de 3 x 4 metros, alineada en el Realismo, realizada en acrílico y esmalte sintético; y “Juanito Laguna aprende a leer”. Esta última es una gran pintura-collage del año 1961 de dos x tres metros, y está colgada en el hall de doble altura del museo, mientras que “La pesadilla de los injustos” puede verse en la sala 36 del primer piso del museo.
“Las dos obras abordan aspectos diferentes del personaje icónico creado por el artista: Juanito Laguna, un niño pobre que vive en la periferia de la ciudad. Y ambas obras formaron parte del envío argentino a la Bienal de Venecia de 1962 en el que Antonio Berni obtuvo el Gran premio de grabado y dibujo por sus xilocollages. La colección del museo posee numerosas obras de diferentes momentos de su producción, como dibujos, grabados, objetos escultóricos, collages y pinturas. Pero estas dos forman parte del guión permanente del museo”, explica a Télam Andrés Duprat, director de la institución.
Foto: Camila Godoy
Berni dedicó gran parte de su carrera a narrar a este icónico personaje, Juanito, el niño pobre que vive en la villa miseria del bajo Flores, elaborado en sus pinturas a partir de materiales domésticos, descartados y basura industrial, una imaginería increíble establecida a partir de objetos y chatarra. Además, lo mostró en escenas de su vida cotidiana en la villa: celebrando la Navidad, aprendiendo a leer, jugando con canicas, volando una cometa, nadando en un lago con su perro y compartiendo una comida con su padre en la fábrica de trabajo pero también viendo cómo se inunda su barrio, entre otras situaciones.
“Juanito Laguna aprende a leer (1961) representa, en un paisaje sucinto sobre trozos irregulares de arpillera unidos con costuras gruesas, a tres niños sentados y una niña de pie, todos con lápices y cuadernos abiertos en sus manos. En el cielo blancuzco cuelga un sol cuadrado hecho de piezas metálicas y cordones tensados que parecen sujetarlo con la misma precariedad de la vivienda en la que -sabemos- vive Juanito”, escribió la historiadora Isabel Plante para la web del MNBA.
Además de los increíbles retratos de la familia Fortabat (que actualmente no están en exhibición), el museo homónimo con sede en Puerto Madero acumula una inmensa y bellísima cantidad de obras del genial creador rosarino, como “Juanito remontando un barrilete” (1962), “Niña con zapallo” (1947), “Domingo en la chacra” o “El almuerzo”; “Zamba” (1956), “La escuelita”, “La Difunta Correa” y “Ramona espera” (1964).
“Actualmente, la Colección Amalita tiene exhibidas, en el recorrido de la colección permanente, un gran conjunto de piezas de Antonio Berni, por su número y calidad. Un conjunto que se impone y que permite apreciar distintas épocas del artista. Lo que hace que esté muy bien representado en nuestro acervo”, detalla en diálogo con Télam Germán Barraza, director artístico del museo.
Con guion a cargo del historiador Marcelo Pacheco, las obras de Berni han sido dispuestos en sala según su año de ejecución: “Lo que permite ponerlas en relación con sus contemporáneos, y marca además la vigencia y peso del artista en cada momento. Desde ‘Niña con Zapallo’ y ‘El Almuerzo’ hasta ‘Ramona espera’, obra que exhibimos desde 2018, después de mucho tiempo que estuvo fuera del país, y que es uno de los primeros ensambles de la serie”, destaca Barraza.
La obra “Ramona espera” forma parte de aquella figura creada por Berni -la muchachita que se corrompe al llegar a la gran ciudad-, que comenzó a aparecer en sus trabajo cuando el artista vivía en París, en la década de 1960, y le dio vida en base a pedazos de encaje, botones, piezas de maquinaria industrial, cajas de cartón de huevo, prendas de vestir y otros adornos y objetos.
Foto: Camila Godoy
Sin dudas, otro clásico en la historiografía local se emplaza en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori (Avenida Infanta de Isabel 555), “Chacareros”, inmenso óleo sobre tela de 1935, de dos metros por tres, y que ocupa un destacado lugar en el guion curatorial del museo que dirige Teresa Riccardi, donde comparte espacio junto a otras dos piezas: las pequeñas “Niño” (estudio para Desocupados), de 1934 y “Paisaje de suburbio”, una témpera sobre cartón. Las tres conforman la muestra “Museo sin tiempo. Camaradería, talleres y otras modernidades”.
Finalmente, en el barrio porteño de San Telmo, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires posee en su colección 16 obras de Berni: dos collage (actualmente expuestos), seis dibujos (de los cuales dos se encuentran expuestos), siete serigrafías y un xilocollage de Ramona, de 1963, donado por el Fondo Nacional de las Artes en 1969.
Las obras que sí se podrán recorrer en sala forman parte a su vez de la mega exposición “Una llamarada pertinaz: la intrépida marcha de la colección del Moderno”, donde destacan “Tragedia del tercer mundo” un collage y tinta sobre cartón de 1972 y “Juanito Laguna lleva la comida a su padre peón metalúrgico”, una lámina de aluminio, restos metálicos y papel sobre madera terciada realizada en 1961 por el artista nacido en 1905 en un hogar de inmigrantes italianos y que a lo largo de su carrera creó más de 250 obras sobre Juanito y Ramona.