Simone Biles, la gimnasta estadounidense volvió a la escena olímpica más brillante que nunca. El pasado domingo, el equipo femenino de gimnasia de Estados Unidos logró una puntuación total de 172,296, lo que puso a Estados Unidos en la final de este martes. Pero no se habla solo de la gran destreza y técnica del equipo, si no de sus deslumbrantes uniformes.
Las mallas que lucieron las estadounidenses tienen todas el mismo diseño, fueron confeccionadas por la marca GK Elite, líder mundial en indumentaria de gimnasia para competencias y entrenamientos. En esta ocasión fue nuevamente la marca encargada de vestir al equipo de gimnasia de Estados Unidos, tanto femenino como masculino.
¿Las mallas más caras de los JJOO?
Las increíbles volteretas de Simone Biles en el Bercy Arena adornadas por los brillos de su malla: los trajes están compuestos por alrededor de 45.000 cristales Swarovski, reconocidos mundialmente por tener una misteriosa composición que hace que los cristales tengan un aspecto diamantado y brillen como ningún otro.
Se estima que cada prenda tendría aproximadamente 10.000 de estos lujosos apliques y estaría valuada en 3000 dólares. Por cada una de las competidoras, se confeccionaron 8 atuendos, -y al ser 5 las gimnastas- por ende el valor total de los mismos rondaría los 100.000 dólares.
París, la Ciudad de la Luz
Sobre su diseño, en las mallas predominan el color azul marino, adornado por los cristales los colores de la bandera francesa: rojo, azul y blanco. El protagonista es el torso superior, donde los cristales dibujan estrellas sobre una transparencia.
Cuando Simone Biles ganó cinco medallas en Río 2016 las mayas llevaban 5.000 cristales. Para Tokio 2021, este número aumentó a 6400 cristales y ahora, para París 2024, algunos trajes cuentan con más de 10.000 cristales Swarovski.
Este año, no quisieron escatimar en brillos, ya que se buscó homenajear a la sede, la Ciudad de la Luz. La directora de diseño de GK, Jeanne Díaz, explicó que con su equipo hicieron referencia a la moda parisina contemporánea y a la alta costura histórica. Si bien esta pedrería pareciera complicar la elasticidad de la tela, los diseñadores trabajaron especialmente para aumentar la estética de los atuendos sin sacrificar el confort y la movilidad de las gimnastas.