El truco casero para que los gatos no arañen los muebles
Los gatos tienden a arañar los muebles para afilarse las garras y esto puede ocasionar algunos dolores de cabeza para los dueños.
Los gatos son uno de los animales de compañía que más habitan las casas de los argentinos y se roban el corazón de sus dueños con su dulzura. Pero por su naturaleza tienden a afilar sus garras y los muebles de la casa son las "víctimas" que pueden resultar dañadas. Por ello, va un práctico truco casero para evitar que los felinos estropeen sillones, sillas, camas y mesas.
En primera instancia, es importante remarcar que el acto del rascado es un comportamiento que los gatos tienen por naturaleza, ya que les permite afilar sus garras -dejándolas en buen estado y eliminando las capas muertas- y marcar su territorio dejando señales visuales y olfativas. Con esto sabido, los muebles son irresistibles para los felinos debido a los materiales con los que están hechos: madera, cuerda o tela son perfectos para atraer a los gatos, que empezarán a rascar sin dudarlo.
Si bien los rascadores son una opción y hay quienes usan aerosoles para espantar a los gatos, ambas opciones suelen ser costosas y los aerosoles pueden afectar la salud de los animalitos. Por eso, y como alternativa casera, se puede desarrollar un ahuyentador práctico con solo tres ingredientes: agua, limón y un atomizador.
Lo que hay que hacer para implementar el método casero es llenar el atomizador de agua y exprimir el limón en él. Luego se debe mezclar la preparación y a continuación se debe aplicar en las superficies que el gato rasca. Hay que tener en cuenta que si las superficies son delicadas, se las puede humedecer con un trapo para evitar manchas. El efecto de la mezcla en la superficie dejará un olor que el gato encontrará desagradable, por lo que se alejará de inmediato.
Otro método casero -y algo polémico, ya que puede enojar al gato- es llenar un atomizador de agua y rociarlo cada vez que araña un mueble. Esta acción le enviará al felino una señal de advertencia y de territorio, dejándole en claro que el espacio ese no es suyo y obligándolo a buscar un lugar alternativo para afilar sus garras.