Gin: el destilado que dejó de acompañar para ser protagonista

Cada segundo sábado de junio se celebra el Día Mundial del Gin, un destilado que hoy ocupa el centro de la coctelería. Bartenders y sommeliers coinciden: el gin ya no es fondo, es narrativa, técnica y personalidad.

Durante años, el gin fue considerado un actor secundario en la coctelería: una base noble pero discreta. Hoy, eso cambió radicalmente. En el Día Mundial del Gin, bartenders, sommeliers y expertos celebran la transformación de este destilado en un verdadero arte sensitivo.

“Un cóctel con gin se arma desde el perfil del destilado, no desde el decorado”, asegura Seba García, referente de Presidente Bar y Nobel. Esta nueva mirada obliga a diseñar los tragos como un diálogo con el alma botánica del gin, y no como una simple suma de ingredientes.

La evolución vino acompañada del auge de estilos más botánicos y con identidad local. Inés de los Santos destaca la convivencia de dos grandes familias: los clásicos tipo London Dry, con fuerte presencia de enebro y cítricos; y los más contemporáneos, frescos, con pepino, hierbas o notas florales. La diversidad es tal que cada gin requiere una lectura distinta.

Los mejores tragos con soda, el clásico que no falla

Florentina Blanco, bartender en Boticario, subraya la importancia de adaptar el destilado a la historia que se quiere contar desde la copa. Ella trabaja con un Old Tom macerado con hierbas medicinales, especialmente diseñado para un Bee’s Knees. “Elegimos el gin según lo que buscamos transmitir”, afirma.

El fenómeno no se limita al sabor. Las técnicas también evolucionaron: la clarificación, el fat-washing, los shrubs caseros o las salmueras permiten texturas nuevas y una precisión que privilegia el equilibrio por sobre el impacto visual. “La técnica ahora está al servicio de la experiencia sensorial, no del show”, sostiene García.

Gastón Alegrini, de Gordo Chanta, lleva esa búsqueda al extremo: trabaja con gins desarrollados especialmente para determinados cócteles. Uno de ellos, con solo cinco botánicos, fue diseñado para un Dry Martini clásico; el otro, más floral y cítrico, para un Gimlet con identidad local.

También Juani Fuoco, sommelier y director del Grupo Sagardi en Argentina, destaca cómo el gin se ganó un lugar como digestivo, incluso en cartas de postres. “El cliente busca nuevas experiencias. Lo ofrecemos en versiones dulces, especiadas o picantes, como nuestro Euskal Spicy Gimlet”.

La conclusión es clara: el gin dejó de ser un acompañante neutro. Hoy es un insumo creativo, versátil, narrativo. Un actor principal con tantas caras como estilos, capaz de reinventar clásicos y dar origen a tragos de autor con identidad propia.

Cómo preparar un gin tonic perfecto

Ingredientes clásicos:

  • 50 ml de gin

  • 150 ml de agua tónica

  • Hielo sólido (3 a 5 cubos grandes)

  • Garnish (rodaja de lima, pepino, piel de pomelo, romero o enebro)

Paso a paso:

  1. Enfriá la copa: idealmente una copa balón o vaso de boca ancha. Colocá hielo y remové con una cuchara para enfriar bien el cristal. Luego descartá el agua.

  2. Serví el gin: medí 50 ml de gin (puede variar según el perfil que busques).

  3. Agregá hielo nuevo: rellená la copa con hielo limpio, hasta el tope.

  4. Verté el agua tónica: de a poco, por el dorso de una cuchara, para evitar que se pierda el gas.

  5. Decorá con un garnish: elegí un toque que complemente el perfil del gin (cítricos, pepino, hierbas).

  6. No lo mezcles demasiado: una ligera agitación con cuchara de bar es suficiente.

Tip del bartender: “Menos es más. Si el gin es de calidad, no necesita mucho más que hielo y una buena tónica para brillar”.