El US Open rompe el molde con una jugada que promete marcar época

Hay una idea de adelantar el dobles mixto una semana y convertirlo en el prólogo oficial del Grand Slam neoyorquino.

En un circuito que a veces parece regirse por la tradición, el US Open se animó a romper el guion. Y lo hizo con una jugada que combina estrategia, show y un toque de romanticismo competitivo: adelantar el dobles mixto una semana y convertirlo en el prólogo oficial del Grand Slam neoyorquino.

La decisión no solo cambia la dinámica del calendario: revaloriza una modalidad históricamente relegada a la segunda semana del torneo, cuando la atención está puesta en las rondas finales del cuadro individual. Ahora, el dobles mixto se convierte en una suerte de carta de presentación, una primera función con protagonistas de primer nivel.

Y qué protagonistas. El anuncio de las parejas dejó claro que esto va en serio: Carlos Alcaraz y Emma Raducanu, dos campeones jóvenes que representan el presente y futuro del tenis; Novak Djokovic junto a su compatriota Olga Danilovic, en un dúo serbio que mezcla experiencia y renovación; y otras combinaciones que parecen salidas de un guion de película: Naomi Osaka con Nick Kyrgios, Paula Badosa con Stefanos Tsitsipas, Aryna Sabalenka con Grigor Dimitrov.

También están Iga Swiatek y Casper Ruud, y Jannik Sinner con Emma Navarro, todos nombres que actualmente pisan fuerte en el circuito. El mensaje es claro: el dobles mixto dejó de ser un rincón olvidado del tenis. Ahora es vitrina, es atracción, es parte del centro de la escena.

Además de servir como aclimatación a las condiciones de Flushing Meadows, esta movida apunta a algo más profundo: conectar con un público que busca historias, química, personalidades que trascienden la raqueta. El dobles mixto, con su juego dinámico y sus cruces entre géneros, ofrece justamente eso: una narrativa fresca, divertida y emocional.

El US Open, pionero una vez más, apuesta por el espectáculo sin sacrificar la esencia competitiva. ¿Funcionará? Todo indica que sí. El revuelo en redes y medios fue inmediato, y las expectativas están por las nubes.

Porque esta vez, el tenis no empieza cuando suena el primer saque del cuadro principal. Esta vez, la magia comienza una semana antes, con raquetas cruzadas… y corazones también.