Felix Baumgartner, el deportista austríaco que desafió la física y llevó el paracaidismo a otro nivel, perdió la vida este jueves 17 de julio en Italia, tras estrellarse con su parapente motorizado en un complejo hotelero en Porto Sant’Elpidio, sobre la costa del mar Adriático. Tenía 56 años. La noticia fue confirmada por la cadena estatal italiana RAI y replicada por el medio vienés Heute.

Según los primeros reportes, Baumgartner experimentó un malestar repentino en pleno vuelo, lo que le habría impedido maniobrar el equipo. Por el impacto una mujer resultó herida de forma leve. Las autoridades italianas investigan las causas exactas del accidente, aunque fuentes médicas señalaron que el atleta podría haber fallecido antes de tocar tierra.

El último vuelo

Baumgartner se encontraba de vacaciones en la región de Fermo. Cinco días antes del trágico desenlace, había publicado en sus redes una imagen desde el aire con el mensaje “felicitaciones navideñas voladoras”, en tono festivo. Horas antes del accidente, subió otra advertencia en Instagram: “Demasiado viento”, una señal de las condiciones climáticas adversas que enfrentaba.

El siniestro ocurrió pasadas las 16 y el parapente terminó cayendo dentro de la piscina de un hotel. Los servicios de emergencia llegaron rápidamente, pero no pudieron reanimarlo. La joven que resultó herida no presenta lesiones graves.

El salto que lo cambió todo

Nacido en Salzburgo, Austria, el 20 de abril de 1969, Baumgartner se inició como conductor de tanque en el ejército y luego se volcó al paracaidismo, disciplina que lo llevó a convertirse en un ícono global. Su hazaña más recordada ocurrió el 14 de octubre de 2012, cuando saltó desde 39.068 metros de altura como parte del proyecto Red Bull Stratos.