Un cordobés inventó una máquina para hacer milanesas

Es ingeniero, inventó una máquina para hacer 200 por mes y ahora las exporta a 10 países.

La milanesa traía una amplia trayectoria que arrancó en el siglo XII, sobre las fiestas de San Sátiro, en el municipio de Milán, como la estrella de una multiplicidad de recetas artesanales que recorrió platos por el mundo conn las más variadas fórmulas, hasta que un ingeniero cordobés le imaginó un destino industrial, inventó una máquina para hacer 200 por mes y ahora las exporta a 10 países.

“Alquilé un galpón con el dinero justo para un mes. Sabía que debía producir, vender y cobrar rápido para sobrevivir”, recordó, entrevistado por una radio cordobeza.

Bautizó el emprendimiento Balcami, en homenaje a la empresa familiar de camisas que quebró durante la hiperinflación de los ´80.  “Quise reflotar la historia de mi abuelo y transmitir algo de esa tradición industrial”, confesó.

El condimento secreto que sazona el asado y lo deja perfecto

Mientras en bodegones argentinos los influencers ensayan récord en tamaños y opulentas presentaciones y hasta se instituyó un Día Internacional de la Milanesa, el joven Franco Baliosian aplicó la creatividad en diseñar y fabricar máquinas para producir milanesas y hamburguesas de manera industrial.

En la era de la tecnología, apareció la otra verdad de la milanesa, complementaria a la que se popularizó en el antiguo dicho, lanzado cuando se ensayaban hipótesis sobre dónde se vieron por primera vez las cotolettas alla milanese, como se les dice en Italia.

En el cruce de historias surgió una en un libro de cocina de 1831 que las remontaba a un plato austríaco conocido como wiener Schnitzel (escalope vienés) que ingresó a la región de Milán durante las invasiones austríacas a Italia. Se trataba de una costilla empanadada que se servía con hueso.

La verdad de la milanesa

Esa fue "la verdad de la milanesa" que casi dos siglos después se reinscribe como negocio internacional con nombre de empresa, Balcami, fundada por el descendiente de armenios nacido en la provincia argentina de Córdoba y egresado del Instituto Villada, quien tras un proceso de investigación y diseño, creó la primera empanadora o rebozadora, una máquina que automatiza las tres etapas del proceso: corte, masajeo con condimentos y empanado.  

“Con nuestra tecnología, una pollería que antes producía 20 kilos por hora ahora puede hacer 60 kilos con menos costos y mejor sabor”, explicó.

Hoy produce entre 180 y 200 máquinas por mes para el mercado argentino, que se amortizan en apenas dos meses de producción, y exporta a Uruguay, Brasil, México, Israel, Estados Unidos, España, Italia y hasta Kuwait

“De Córdoba al mundo, nunca imaginé que las máquinas para milanesas iban a viajar tan lejos”, admite Baliosian.

Y comenta: “En Austria y Alemania se consume milanesa a diario, y estamos llegando también a esos mercados. En Latinoamérica vendimos casi en todos los países”.