Vignatti, el “número dos” que podría terminar siendo el uno en Colón
El expresidente sabalero evalúa su estrategia para volver a la arena política, con mucha sed de revancha tras el descenso de 2023.
En la antesala de las elecciones en Colón, la agrupación Tradición Sabalera ya comenzó a delinear su lista y sorprendió con un dato político de peso: José Vignatti aparece como vicepresidente, secundando a José Alonso como candidato a presidente. Sin embargo, detrás de esa aparente concesión, se esconde una maniobra calculada.
En la última reunión de la agrupación se resolvió apostar por una fuerte renovación, con la inclusión de dirigentes jóvenes y caras nuevas que puedan garantizar una sucesión ordenada en los próximos períodos electorales. Fue allí donde Vignatti le habría propuesto a Alonso, quien desde hace años sueña con conducir los destinos del club, encabezar la lista. La intención oficial es mostrar apertura y un recambio en la cúpula, algo que desde el entorno del actual dirigente consideran clave para evitar que él mismo quede tan expuesto en la política diaria de la institución.
No obstante, según pudo saber este medio, el verdadero objetivo de Vignatti sería medir el impacto de esta fórmula en el socio sabalero. A través de encuestas internas, busca conocer cómo cae el nombre de Alonso y, sobre todo, cómo es evaluado el suyo propio. Porque si bien hoy figura como “número dos”, su decisión de volver al terreno político tiene un motivo de fondo: su intención real sería ser candidato a presidente.
Vignatti sueña con una última gestión que sirva como revancha personal tras el descenso de 2023. Su deseo sería devolver a Colón a la Primera División, cerrando así su ciclo con lo que considera su gran obra final. Por eso, el armado actual no solo es un movimiento táctico para mantener influencia, sino también un termómetro para medir si el socio lo sigue viendo como el conductor capaz de liderar la reconstrucción deportiva e institucional.
Las elecciones en Colón prometen ser un terreno de fuertes definiciones y, como ya es habitual en la política sabalera, nada parece ser lo que a primera vista parece.