La artista local que trascendió con su obra y rompió el anonimato entre las mujeres
En el siglo XIX, una pintora santafesina se convirtió en la primera mujer en firmar sus obras en todo el continente. Sor Josefa Díaz y Clusellas desafió los cánones de su tiempo con una mirada sensible y audaz.
La historia de Sor Josefa Díaz Clusellas está ligada a la historia de muchas mujeres artistas de su época, en la que eran relegadas y opacadas por una sociedad patriarcal, por lo que quedaban literalmente en el anonimato o lograban exponer sus trabajos con seudónimos.
En el siglo XIX, una pintora santafesina rompió con la férrea imposición del hombre en el mundo artístico y se convirtió en la primera mujer en firmar sus obras en todo el continente.
Josefa Raimunda Hermenegilda Díaz y Clucellas nació en Santa Fe el 13 de abril de 1852. Su padre era un comerciante próspero y respetable, lo que le permitió a ella dedicarse a su pasión: la pintura.
Junto a su familia vivió en una casona ubicada en San Luís y La Rioja, hoy convertida en el espacio cultural “La Josefa”, a partir de un trabajo de recuperación arquitectónica llevado a cabo por el gobierno de la Provincia. El lugar es considerado como Monumento Histórico Nacional.
Magdalena Candioti, profesora de la FHUC UNL e investigadora del CONICET, contó a LT10 que Josefa “habría trabajado desde la terraza de su casa, desde donde se animó a pintar paisajes (…) El puerto fue importante para ella y la ayudó a desplegar su actividad artística”.
“Fue una curiosa observadora de su tiempo. Aquí es sobresaliente su registro costumbrista, con figuras representativas de la sociedad de la época. Algunas se conservaron y otras no”, expresó la especialista.
En 1871 participó de la Primera Exposición Nacional de Córdoba con cuatro obras realizadas a los 17 años: un gaucho, una “china” y dos naturalezas muertas de frutas.
Entre sus trabajos se destacan retratos de la alta sociedad santafesina, como la del General Urquiza. También es de enorme valor su cuadro “La Negra y el Niño”, que muestra a una niñera afroamericana sosteniendo a un niño blanco.
En 1894 tomó los hábitos de las Hermanas Adoratrices. En esta época se dedicó a desarrollar su propio estilo, por lo que se la considera un exponente de la identidad protosantafesina.
Sobre este período, Candioti indicó que “Josefa contribuyó a la organización y la ornamentación del nuevo templo Nuestra Señora Del Carmen. Para el Convento de Las Adoratrices también realizó obras con motivos religiosos”.
Si bien se la reconoce como la primera pintora con firma, no todas sus obras llevaban su nombre completo. Esto era algo común en su tiempo, ya que las mujeres artistas se mantenían en el anonimato o debían firmar con seudónimo.
A pesar de las normas e imposiciones de su época, Sor Josefa trascendió por su estilo y es considerada como la artista visual con firma más antigua de toda Latinoamérica.
Para conocer más sobre Sor Josefa, escuchá el podcast de “Rastro Urbano”: